La lucha cultural entre dos modelos de país está en plena ebullición. El que promueve la inclusión social y el ascenso popular. Y otro, opuesto. También hay gente indiferente a todo, que votará por votar, sin saber.

Uno amplió, partiendo del peronismo, los derechos del sujeto. Y surgió esa fuerza plural y democrática, el kirchnerismo, abriendo la puerta a todos. Tras 32 años, se cumplió el vaticinio de Perón: “Un movimiento, que sea o represente una revolución trascendente, difícilmente pueda ser realizado por una generación, sino que lo será por varias de ellas”.

Hoy vuelve a ocurrir, al irse Cristina. Decía Perón: “Le da un derecho a la juventud, el derecho de intervenir en el quehacer actual, preparando el cambio generacional. Si no, los movimientos envejecen y mueren”.

Enfrente, el modelo de la cadena del desánimo. Envenena las mentes. Dijeron que a 800 mil personas que festejaron alegres el 25 de mayo en la Plaza de Mayo, las llevaron en micros. Ni siquiera intentan hacer cuentas. ¿Cuántos micros hubo? ¿30? ¿50? Exageremos: 100 micros. A 40 personas en cada uno, son 40 mil. ¿A los otros 760 mil quién los llevó? El opositor vive mirándose el ombligo. Sin reflexión. Y sin culpa.

¿Para qué? Disputar el poder con candidatos amigos del poder fáctico. Según el presidente de la UIA, lo es Scioli. Lo invitaron esta semana a explicar el tema que “les preocupa”: hacer un ajuste. ¿Qué prometió Scioli? No ajuste. UIA dijo que entre Macri y Scioli “no hay diferencias”. El 27-5  desmintió haber solicitado un ajuste. UIA siempre actúa igual.

Protege a “amigos” y presiona a los débiles. El poder constituido que está detrás, el famoso círculo rojo, ruega a dirigentes oportunistas (a peronistas que, según Randazzo, dicen “vengo por la mía”) unirse a los poderes fácticos. ¿Lo harán? Quizá. Hubo dos Kirchner, nada más.

Todos saben que el periodismo es un NEGOCIO. Por ello, se refiere a intereses económicos. Es lo que más le interesa. Siempre fue así, en todos lados. Cada diario tiene su elenco de acomodados. Con talento o sin él. Está poblado, como la política, de personas cínicas y sin ética.

Algunas usan el recurso de la “independencia”, u otras fútiles excusas. Notable retrato es una obra, “Primera plana”, de los años ´30, filmada tres veces y enfocada en la ávida lucha por la primicia en la profesión.

Lucha no por la gloria, sino por el dinero. A partir de allí, si la empresa tiene éxito y compra los nuevos medios disponibles (cable, etc.) desea ganar más. Para ello, como cualquier otra empresa que debe enfrentar a sus competidores, procura controlar el mercado. De cualquier forma.

Toda empresa vende algo. Lo distinto es que el periodismo no vende un producto tangible. Usted lee el diario de hoy y mañana ya no sirve. Intenta venderle ideas. ¿Cuáles? Las intangibles: dignidad, honradez, verdad, no corrupción. Un medio es lo opuesto a eso. Como no puede decirlo, se lo adjudica a los demás. A los políticos que no lo favorecen.

A veces, si tiene que sobornar a otros periodistas, policías o jueces, lo realiza. No hay límites en su deseo de ganancias. Por supuesto, no lo hace al azar. Posee agencias, que le analizan ciertas pautas a cumplir. ¿Cuáles? Cómo avanzar fingiendo hacer una cosa mientras hace otra.

Su proceder lo rige un principio intocable: conducirse con impunidad. Pues relata el 99% de lo que usted cree saber. Sólo “ve” usted un 1 %.

Los periodistas de los medios hegemónicos, son una réplica local del famoso productor de cine Samuel Goldwyn en el Hollywood de oro. La gente le temía y a la vez, lo consideraba un ignorante. Con poder. Por eso, él sugería inmune: “Cuando quiera su opinión, se la voy a dar". Es lo que hacen aquí. Nadie puede opinar en forma diferente al poderoso.

La oposición se queja porque la Presidenta informa de sus actos por la cadena nacional. La tildan: dictatorial. Pero si no actúa así, la ignoran. Para los medios, no era dictatorial Berlusconi en Italia (siendo el dueño de tres cadenas  de tele y manejar la oficial) cuando enviaba emisarios a los diarios regionales para borrar las fotografías menos halagadoras.

¿Dictador? ¡Perón! Pero en 1951 le solicitó al pueblo que le escribiera “petitorios e inquietudes para que el Segundo Plan Quinquenal sea de todos y para todos”. Ese pueblo, que quería ser parte de una gesta, no fue obsecuente, le planteó límites y obras concretas para sí y otros en 70 mil “Cartas del Pueblo”. Se usaron muchas. Pacto para opinar que emite Encuentro. Cambio de paradigma que enojó a la clase odiadora.

Tituló “La Nación” (22-5): “Para el Foro Económico Mundial Argentina es el país de peor clima de negocios del mundo”. Y: “El gobierno de Cristina enfrenta al juez Griesa en Nueva York”. Fíjese. Siempre desde el “punto de vista” del otro, no de nuestro país. Ejemplo del cipayismo.

Tampoco se comprende cómo alguien puede gastar su tiempo en leer Clarín: tituló que venció Urtubey en Salta, pero alejándose de Cristina. El ganador en la crónica, revela lo contrario. Reporteado en tele, igual.

Le están tomando el pelo a la gente: “Mentime que me gusta”, titula un libro Víctor Hugo Morales. Es lo que mejor saben hacer. Bonelli elogió en 2001 a Cavallo meses antes de la crisis y dijo ahora que en YPF su director Galuccio “no hizo nada”. En 2014, subió la producción el 60 %.

Esos locutores son tan iletrados, que si sacaran el trasero de allí quizá morirían de hambre. Sirven para oír la “cucaracha”, y repetir ese texto. En un tiempo de caníbales se enorgullecen de propagar el capitalismo. Sumando a todos sus “periodistas”, ni uno muestra un lenguaje propio.

Pese a ello, mucha gente le cree a Clarín y TN. Sin chequear jamás la información. Le basta con mirar la tapa del diario o ver un informativo. Los elige cómo voz autorizada para informar qué pasa en la sociedad. Ése es su primer error. Que la arrastra al odio y mañana al voto fallido.

Ese periodismo es oficio plagado de ambiciosos, escritores fracasados y arribistas, que para subir en su carrera bajan línea de la opinión del diario, eligiendo testimonios con cuidado. Lo mismo pasa en su tele.

Es como una función teatral. Son actores, pues simulan. Pero fuera de cámaras, con lenguaje soez algunos ríen de la credulidad de la gente.

Ésta asume lo que lee o mira. El diario La Nación publicó durante 30 años cartas de lectores procesistas –abogados, militares, o parientes- que para justificar a la dictadura deslegitimaban a los que opinaban en contra, o exhibían en los juicios testigos de apropiaciones. Imagine su desdoro si un diario alemán elogiaba a criminales nazis entre1946-76.

Envueltos en su mito ciertos periodistas legitiman el poder o lo fabrican divulgando informaciones hacia candidatos que les convienen: sobres danzan por sobre su cabeza. Algunos se declaran justos o mártires del periodismo “(me atacaron” o “me amenazaron”, sugieren) pero no son más que burócratas a sueldo de los patrocinadores. Han olvidado que deben contar los hechos ampliando, y no cercenando crónicas previas.

Crean noticias con tapas falsas buscando ganar su objetivo comercial.  Antes se creía que decir la verdad era más vendedor que mentir. Pero cuando el objetivo es sólo el beneficio, se fomenta la desinformación.

Ejemplo: si el gobierno lanza un plan para aumentar el consumo, no lo critican abiertamente. Publican que emite con la maquinita. O que así crecerá el déficit fiscal. Saben que alguna gente lee solo los titulares y entonces titulan: “¿De dónde saldrá el dinero?” Otros a las 48 horas de lanzado: “No avanza el plan para activar el consumo”. Es la técnica de manipulación de la opinión pública utilizada en dos guerras mundiales.

Un ejemplo poco conocido de estrategia de los medios, fue la vida del asesinado presidente John Kennedy. Sus andanzas eran ignoradas: él llamaba varias prostitutas a la Casa Blanca, se colocaba una máscara y sostenía con ellas orgías privadas; era el único hombre. No se sabía.

Pues el periodismo lo protegía. Más aún, lo endiosaba. Vivo y después muerto. Vendieron su imagen de reivindicador de los negros, pero con su asesinado hermano Robert, se reían de ellos. Se descubrió cuando S. Hersch, premio Pulitzer, entrevistó por cinco años a 1.000 testigos.

Uno es lo que le enseñaron. Viejo, su millonario padre traía una chica de 17 años a su propia casa en presencia de Rose, esposa resignada.

No sólo prima la ideología. Cuenta el negocio. Los diarios cambian de propietario, se cierran o deciden despidos masivos. Incluso en diarios “progres”. Tenemos periodistas progres devotos del “haz lo que digo”.

Como el padre periodista de quien, borracho con el triple de alcohol en sangre del permitido, mató a un ciclista en una ruta. Transformó al hijo, de victimario en víctima. Ese periodista vivió 30 años de elogiar al Che y su ético proceder con sus hombres: hacerles cumplir el castigo dado.

O el diario Pagina 12: en 2014 sostuvo conflictos con trabajadores por aumentos bajos en las paritarias, y no regularizar a los colaboradores.

Para no hablar de políticos de derecha. Su accionar lo cubren medios que se burlan de la gente y la manipulan. Logran que se reúna en una plaza con carteles y feroz odio: “Juicio a Cristina por insania” o “Yo soy Nisman”. Antes de que pueda elucubrar que quizá se equivocó, le tiran otra operación: “Kicillof gana en YPF $ 400 mil pesos”. Y el Ministro no cobra un peso. Fantasiosos, quieren hacer goles sin tener una pelota.

Así la distraen. ¿Por qué la gente compra falsedades? Le encanta que la engañen. Pero detrás, existe un método. Inventado por ese sistema.

Acusar a la gente honorable de corrupta, mientras defiende a amigos, que en la Capital explotan como esclavos a obreros textiles. O a otros obreros en Misiones. El ex presidente Puerta, terceriza hace 30 años con familiares a empresas fantasmas. Dice ser “peronista”. Un niño de 13 años afirmó que trabaja por $ 400 la tonelada. De lunes a lunes, sin un día libre. Puerta no votó la Ley del Peón Rural en 2011. Ignora que debe proveer acceso a alimentación y vivienda. E ir un niño al colegio.

Sobre Eva Perón los norteamericanos escribieron un libro, “La mujer del látigo”, difamándola por cómo trataba dura a los patrones. En su tiempo ella mostró que unos cuantos, merecían latigazos en su lomo.

Si Cristina incluye desde el Gobierno, “es corrupta”. No algún medio, que procuró sin éxito comprarla. Recuerde que una tapa difamatoria, no se olvida. La gráfica o la tele, pueden destruir carreras y vidas. De allí ese temor, en diversos políticos. Escondan o no ropa sucia, temen.

Porque saben que pueden armarles una causa. Desde que Randazzo es candidato, tiene 11 denuncias en contra. El poder supone ya haber elegido por nosotros. Manda. Hemos visto periodistas que no conciben la felicidad más que cuando ponen su mano en el bolsillo ajeno o en el culo de la pasante trepadora. Pero callar por plata y escribir embustes sin rebelarse es el inicio mañana de nuevos campos de concentración.

Por pugna entre poderes, nadie cuenta la verdad, sino lo que pretende que la gente acepte. Otros son meros altavoces de fuentes poderosas que hacen y deshacen reputaciones, y en pocos años transforman en rico al periodista pobre. O lo dejan por ser alguien honesto, sin trabajo.

Al ejercitar su labor, un periodista conoce que podría beneficiar a otros intereses. Alguien le pasa el dato para reflotar un tema oculto que dará dinero. O le pagan distribuidores la nota de un film; o hace otra a aquel escritor/a que una editorial promociona pagando; o es amigo/a. No hay diferencia entre los diarios de derecha o de izquierda. Quien pide, no lo hace ingenuamente. Busca publicidad gratis. A veces, debe pagarla.

Todos son usados por la fuente, que jamás dirá nada que no ayude a sus propios intereses. Los artistas suelen bombardear las redacciones con informaciones autoelogiosas o de éxitos en el exterior, a menudo falsas. Las que no reditúan ventajas al diario, se entierran en silencio.

Al tiempo que la prensa denuncia corruptelas políticas sin pruebas (de las que se entera por delaciones interesadas, o rumores) no denuncia pecados habituales en su mundo. ¿O hay periodistas que exponen las conocidas perversiones -extorsivas, coimeras o sexuales- de colegas?

El planeta no halla alternativa a la falta de objetivos comunes y a tanta desorientación de buena parte de las jóvenes generaciones. ¿Qué se les propuso en Europa desde la crisis de 2008? Balbuceos. No irse del FMI, ni un programa radical. Están frustrados. Por la falta de ilusiones.

No sabían en qué creer hasta que surgió Syriza en Grecia y Podemos en España. Ha ganado la alcaldía de Barcelona. Y la izquierda, tras 24 años, la de Madrid. Los europeos añoran eso que poseían: trabajo. En 30 años de democracia lograron casa, auto, vacaciones. Y se esfumó.

Esa generación del “Todo, ya” se halló de pronto con el “Todo, nunca”. Y su arrogancia se transformó en inquietud. Puede ocurrir en octubre aquí. Antes detestaban –como nuestra clase media- que aquel Estado gastara en políticas sociales. Ahora las necesitan ellos: la clase media.

Doloridos, vieron que no debe desmantelarse, en nombre de eficiencia post Keynes, la política social que se inició en Europa en el siglo XIX y copiaron los socialdemócratas, los socialistas, y aquí Perón tres veces. A pesar de López Rega, no olvidemos que 1974 fue el único año de un 50 % de ingreso del trabajador, y otro 50 % del patrón. Como en 1951.

Están empezando a entender que la acción colectiva, es la única que beneficia el bien común. Ya no admiran a ricos norteamericanos que odian la sindicalización, los trenes y los subtes porque ellos jamás los usan. Ni a los desdeñosos, que sólo los consideran un mal necesario.

Hoy ven bien la tributación progresiva para financiar servicios públicos y casas de bajo costo, que aquí rechazan incluso trabajadores de altos salarios. Egoístas y nada solidarios, gritan: “El salario no es ganancia”. Sí lo es. Allá se asombran al oír respaldar al sector público a quienes en los ´90 se burlaban. Aquí, muchos vuelven a dormirse. ¿Otro 2001?

En la Argentina y sus provincias hay muchos políticos psicópatas, por lo cual entre ellos, se llevan bien. Fotos sonrientes entre candidatos de opuestos partidos, lo certifican. ¿Cómo los definiría? Psicópata es uno que cree que las normas se aplican a todo el mundo, menos a él. Si el lector analiza los dichos de unos y otros, encontrará rasgos comunes.

Pero no usuales en la gente que lo rodea. Mentiras, traición, el cambio de discurso, un respeto compulsivo a las encuestas y egos difíciles de soportar para gente de vida normal, no irracional. Ni loca por el poder.

Tantos candidatos postulados para los cargos revela que ellos piensan como los satirizó Oscar Wilde: “La única cosa que lo sostiene a uno en la vida, es el darse cuenta de la inmensa inferioridad de los demás”.

Así como la Argentina es la pionera, en cuanto a la discusión sobre la tarea del FMI y del Banco Mundial en la destrucción de las economías (ejemplo que hoy asimilaron otros países, Grecia entre ellos) es lógico vaticinar que en el futuro se validará en otros sitios un enfrentamiento.

El de este Gobierno y el autotitulado periodismo “independiente”, que hace simple propaganda. Ahora el periodismo se dedica a no informar; su fiel rol es ser en el planeta el Partido del Neoliberalismo. Lo venera.

¿Cómo licúa un medio las responsabilidades y los errores de políticos, socios en sus negocios? Invisibilizándolos ante el público, y alabando su labor. A menudo, hace campaña a su favor. Pero nunca lo admite. Lo opuesto a EE.UU: allí el medio anuncia a su favorito en un editorial.

Les convendría recordar a los periodistas, que olvidar las predicciones de Casandra, trajo a los troyanos la destrucción y a su rey Agamenón (¿algún propietario de medios?) la muerte. No hay pociones mágicas.

Que otorguen el poder real. Sin votos su llave es el compromiso de los medios hegemónicos con las corporaciones, los pulpos financieros y  los caprichos de quienes poseen todo pero ansían todavía más poder.

Siempre silencioso y eficiente el poder económico da órdenes secretas que pasa a los medios concentrados, esos verdaderos arquitectos de la desinformación. Allí cada semana juran haber descubierto una orgía de corrupción gubernamental. Pero jamás mencionan a Papel Prensa.

¿Lo tienen prohibido? No les pedimos disentir. Sólo confirmen. ¿Acaso los despedirían? Ausencia de opinión más que elocuente. La omisión, anula cualquier pretensión de ecuanimidad. No informan que el Estado hace 38 años que no cobra un centavo. Al contrario, colocó dinero en esa empresa de la que posee un buen porcentaje y nunca cobró nada.

¡Si ocurriera en una empresa del Estado pedirían que se la privatizara, porque pierde plata! Pero ésta ha sido privatizada, reparte dividendos menos al Estado, gana siempre “muy poco” y seis de sus directores ya cobran más de 7 mil dólares por mes. Por favor, explíquenlo al pueblo.

Les desespera no hallar algo digno para decir sobre personas que no podrían mantener un debate, como mostró una vez Guillermo Moreno. Por eso confían en sus asesores y en ideas que se les ocurren a ellos.

No es difícil cuando TN y canal 13 cuentan con un público rehén, poco crítico y complaciente, de regular cociente intelectual y no habituado a la lectura y al análisis de cifras del pasado o el presente. Aunque haya estudiado en una Facultad. Su biblioteca es manejar el control remoto.

Como en el periodismo no hay nada nuevo que inventar, se dedican a urdir operaciones obsesivas contra miembros del gobierno. Absurdas, pero eficaces. Puro envase, sabor a nada que se derrite con el primer hervor. Pero todavía funcionan en las mentes de quienes las reciben.

Pues el público escucha al Ministerio de Propaganda de la oposición, sin saber distinguir entre lo real y lo que desea. Toda ficción contra la Presidenta, es verosímil. Cuanto digan sobre la oposición, le resbala.

Gente importante toca a sus contactos e instaura una fuente. La fuente nunca es neutra. Muchas veces se negocian resultados con una u otra fuerza política, a cambio de mantener oculta cierta información. De allí, el famoso “secreto profesional”. Si no surge nada vendedor se dedican todo el día, a hablar en canales sobre hechos pasados de inseguridad.

Sí, los hechos marcan la biografía de las personas. Certificados por la forma en que viven. Los mercenarios están visibles: aquellos que van desde el progresismo a la derecha. Al revés, no conocimos a ninguno.

En el periodismo de hace décadas, aunque un medio bajaba discreto su línea, daba mucha libertad al periodista para decir lo que pensaba.

Ciertos jefes sabían escuchar, valorar al talentoso. Hoy al obsecuente. Porque éste tolera tener menos libertad, callar y trabajar encorsetado.

Por exceso de oferta. Eso hace desconfiar de periodistas que justifican a empleados del multimedios. Dicen: “quizás disienten y laburan para comer”. Si respetaran la verdad, se irían. Quien escribe lo hizo. Nunca, en las dictaduras, escribió en un medio. Dejaba esa profesión por otra. Ahora no hay dictadura. Quien se queda, es por compartir su accionar.

Porque la gente valora los contenidos que condicen con sus opiniones políticas. Si no le gusta lo que lee u oye, cambia de diario o canal. Las opiniones políticas, hace años, aparecían más matizadas. A causa del dominio de los medios hegemónicos y de la no aplicación integral de la Ley de Medios, hoy se dividen en dos proyectos: seguir o volver atrás.

Pocos saben que Clarín –financiado por las grandes empresas como Techint, Ledesma, Arcor y bancos que no gastan dinero gratuitamente, sino aguardando la devolución de favores futura- dicta su “Maestría de periodismo” a jóvenes preseleccionados, para luego lanzarlos como un producto mercantilizado. En 4 años reunió a 200 recibidos, dispuestos a obedecer ciegamente las órdenes de esas cadenas multimediáticas.

Serán portavoces de múltiples intereses. De allí saldrán articulistas no independientes del poder corporativo. Nunca escribirán una columna revelando los vínculos privilegiados con dichas empresas, sino que les brindarán cobertura estratégica, encubriendo toda información nociva.

Luego aplaudirán su agenda, apoyando a sus candidatos electorales. Patrocinio publicitario, igual a intercambio. Quizás, concesión de más licencias de radiofusión a Clarín. Acaba de declarar Scioli que esta Ley de Medios debe mejorarse. ¿Indica que la ley no seguirá aplicándose?

Clarín rehúsa dividir Cablevisión para lograr el rédito necesario y subir sus ganancias. La web usa a jóvenes como compradores compulsivos. De ese pan se alimenta la oposición. Le oculta a la gente que con otro Gobierno estará peor. El consumo caerá si hay una megadevaluación y comerciantes distraídos con él. Volverán el desempleo y el hambre.

Sin embargo, nuestros jóvenes tienden a la percepción lógica, no es sencillo engañarlos. Lo que le dicen tiene que tener verosimilitud, por eso no fueron el 18 F a gritar “Yo soy Nisman”. No se atan a historias que para ellos carecen de certezas. Sobre todo, cuando aprecian que las medidas del gobierno apoyan y enriquecen la vida de las mayorías.

El 25 de mayo la Presidenta señaló, respondiendo a las críticas de los disconformes, que horadarán siempre: “Hemos construido otra vez la patria”. Recordó a Kirchner: “Se encontró con pedazos esparcidos de un país, con falta de autoestima. Le sobraba voluntad para levantar la autoestima de un pueblo que había sido humillado”. Valentía heroica.

Por eso enorgullece el museo Néstor Kirchner. Pocos valoran el bien común, la cultura popular. Otros hacen negocios. “Trabajan” la política.

Los definió O. Wilde: “El amor a uno mismo es el principio de un largo romance”. En ciertos políticos, parece que nunca acabará. Es patético.

Creemos ser lo opuesto. Porque de este lado están los felices, los que fuimos años coherentes, solidarios y guardianes de los demás, los que inmersos en ellos, somos parte de los Otros. Compañeros de su alma.