El país se ha reconstruido tras el 2001, mediante consumo e inclusión.

El impacto de la decisión al votar, sólo lo aclarará el futuro. En un año electoral, cuidar los derechos de esa deuda interna que devolvió este Gobierno. Para generar otros nuevos. Salvar a la Generación Abatida.

No debe aceptar que el próximo presidente lo decida una corporación. Porque cada vez que un hecho de mayorías (como aquel peronismo) perdió el poder, sus conquistas no volvieron. Durante varias décadas.

Los formadores de opinión buscan un candidato manipulable, porque la votación es hoy un hecho más del mercado globalizado. El espacio opositor une el voto al círculo de oro que ejerce la ley de la ganancia. Quiere volver al ajuste para disciplinar a trabajadores y a las mayorías.

A nadie escapa que un nuevo gobierno de derecha decidiría en los 90 primeros días medidas esenciales, tomando las solapas de los planes kirchneristas para deshilacharlos, aplicando su manual del propietario. Es lo que hicieron Reagan y Menem, ganando una ventaja estratégica.

Primero, las filtraron en periodistas simpatizantes. Su celo competitivo hizo lo demás, explotando la debilidad periodística por lograr primicias.

Ahora los “expertos” se convirtieron en esenciales para los candidatos. Si vence el estilo del extraño Durán Barba, el país volverá a la miseria. Sobre todo por esa derecha simplista que al hablar revela sin desearlo el Estado sin metas que organizaría. Y al preguntar sobre las políticas populares, expresan su amplia gama de conocimientos: de la A a la B.

Qué pena. La relación entre el experto y su líder es inquietante, como la de Menem y Cavallo. Éste siempre busca volver. El escritor J. Swift, consejero del conde de Oxford, lo definió similar a ese Cavallo: “Si les permitimos a estos ministros jactarse demasiado, no habrá quien los gobierne”. En el dúo Menem-Cavallo, no se sabía quién nos conducía.

Es que las ideas son instrumentos políticos poderosos. Con ellas, las masas pueden ser movidas, mal conducidas o inmovilizadas. Esto, lo realizó el neoliberalismo cavallista: fue el “austericidio”. Evite repetirlo.

Lo vendieron, mintiendo. Abrazarse al amarillismo anuló el periodismo. Así, este oficio, como vital espejo de una sociedad se ha distorsionado y es solo una vil caricatura. Hay que leer entre líneas para comprender quien es dueño de qué medio, a qué juegos políticos o económicos se está jugando, y con quien. Sus bolsillos cambian veloces de camiseta.

Sirve a fuentes de financiación que están detrás: los grupos bancarios e industriales, económicos y confesionales. El servilismo a los poderes concentrados es una norma. Pues la prensa escrita o televisiva posee diversos intereses en otros países, y deseos de llegar al poder político.

Nunca controla a los poderes privados; solo se ocupa de los públicos.

La sociedad intuye que medios monopólicos son miembros de la elite gobernante, pues con sus ganancias, como otras empresas, compran tierras e industrias, para agrandar su espectro de dominio económico.

Basta leer cualquier diario del mundo para determinar lo que subyace en sus editoriales: si el periodista defiende políticas de derecha tendrá visibilidad, quizá termine rico; si se opone a ello, será menos próspero.

Al utilizar la coerción, el cuarto poder maneja la opinión del periodista, casi ordena lo que llegará a ser. No es decisión del asalariado. Guy de Maupassant lo retrató, con el sexo para trepar, en la novela “Bel Ami”.

Vale el rumor, la sobreinformación inútil, la distracción deportiva y de la farándula, lo cual lleva a la ocultación de temas. Lo prioritario (las quejas sociales en toda Europa) se tapa con un escándalo mediático.

Porque los líderes –con excepción de Cristina- son muy dependientes de los expertos. En primer lugar, del periodismo hegemónico, que les amenaza con develar secretos. Luego, los expertos establecen metas económicas, trazan planes y evalúan las encuestas y los sentimientos públicos que adulteran: con algunos medios y los publicistas de turno.

Los medios no son culpables de que los lean o miren, pero a quien se somete a sus contenidos, medios y políticos lo utilizan para entregarle mensajes subliminales. Que el ciudadano, desconoce está recibiendo.

Dan forma a sus planes –llamadas al hogar, al celular, enviar correos- para el electorado ingenuo. Los expertos dependen de “creativos”, que les delinean opciones políticas propias. Para convencer a los votantes, ciertos precandidatos no debaten: se muestran riendo en la farándula.

Los creativos buscan el lado más vulgar del votante-consumidor. Para vender al candidato igual que otros productos: el auto o la cerveza. No es con frivolidad que discutirán ideas. Pero este estilo, viene del Norte.

Sus asesores utilizan focus groups (grupos de discusión) para realizar campañas. Saben que los ratings bajaron en las últimas décadas. Por eso lanzan campañas de avisos brevísimos y eslóganes. Jugar con los temores del lector o el televidente (inseguridad en lugar de hospitales) da resultado. Aunque no sea efectivo, como esta policía Metropolitana.

Seguramente, Durán Barba tuvo adaptadores para llevar su lenguaje a la jerga local. Otros lo asesoraron sobre las costumbres de comidas, o futboleras de las clases bajas. Y algunos sobre el comportamiento de las clases media y alta, y cuáles son sus preferencias o desencantos. Todo para armar los flojos guiones que aprende y reitera su candidato.

En los focus groups sientan a su grupo de trabajo (incluye sociólogos, psicólogos y profesionales que eligen a los encuestados y estimulan el debate para conocer diversas posturas) tras una cámara Gesell. Nadie los ve. Los citados pertenecen a distintas clases sociales (en sesiones separadas) pero ignoran que los observan. Empiezan con hombres, a quienes un coordinador, ayudado por los provocadores disfrazados de invitados, pregunta cuestiones generales. Cada vez, más politizadas.

De la ciudad o la sociedad: qué les interesa de este gobierno, cómo debería ser el próximo, a qué políticos les profesan más simpatía y a cuáles no, a quien votarían en orden de prioridad y en segunda vuelta, o quiénes deberían encabezar las listas de diputados y de senadores.

Surge de pronto alguien, insulta a Cristina y otro la defiende. Se arma la polémica, para lograr razones. Lo mismo hacen con las mujeres. Y se llevan sorpresas. Alguien contó: las subestiman pero no son tontas.

Porque está en los genes empresariales suponer que todos alaban la riqueza, la propiedad y el beneficio económico como eje de una vida. Sí lo hacen corporaciones de derecha, como Fox, Prisa, O Globo, etc.

Los asesores de imagen despliegan un marco para cada candidato, le inventan un pasado y un personaje, con el que a menudo se topa en la calle y le dice que lo admira. Hasta Bilardo usó esa excusa. Asesores recrean la estructura familiar a los separados, o glorifican ese pasado.

Como el de Alfonsín, aunque luego actuara, a menudo, tibiamente. La selección de gestos e ideas del candidato conlleva siempre un recorte.

Hay que informar a los olvidadizos. El candidato entra a un mundo que desconocía (“No soy aburrido”, le hicieron decir a De la Rúa) y muchos asesores se reúnen para discutir avisos publicitarios, frases y gestos.

Como si fueran elegidos a los que les baja un mensaje sagrado. Y en ocasiones, da resultado: a Alfonsín su gesto ganador con dos manos.

Es que asesores le adjudican al pueblo poseer sus propios prejuicios. Por eso, la gente no dice lo que piensa y las encuestas son erróneas.

Los canales de tele actúan igual. Es el periodismo “justo y balanceado” de Fox y el “independiente” de TN. De opiniones opuestas a las suyas. No son más empresas periodísticas, proceden como partidos políticos.

Rige la plutocracia, el gobierno de pocos sobre los otros. Por ello fue necesaria la Ley de Medios, dijo la Presidenta. Para variar el sistema que luego se traduce en votos a la derecha. Si el lector no reacciona, entregará a sus hijos y nietos al dominio nocivo de las corporaciones.

Los medios generan cada día, miedo social a los gobiernos populistas.

La reunión matinal en los medios organiza la agenda diaria: individuos obedientes tienen conexión entre sí y deciden qué dirán en todo el día.

Arman en la tele la estructura diaria y la siguen como esclavos. Y en la gráfica, bajan la línea de las notas quienes poseen la autoridad en ese medio. Luego, corrigen un texto (mintiendo) si no le conviene al medio.

TN es un ejemplo patético de dos frases reiteradas durante horas por distintas personas, que las aprendieron de memoria, o quizá las leen; parecen zombies que repiten como loros su discurso, casi como eco.

No corren el peligro de Tolstoi excomulgado por forjarse una fe propia. Los epítetos de estos ídolos de parte de la opinión pública son huecos. Casi una parodia obscena. Lo citamos con menos pena que desprecio.

El descaro, la seducción de la imagen relevó el sano hábito de leer. Y de pensar. La cultura democratizadora del conocimiento que prometía Internet, pone al alcance de la gente diversas opciones de los medios electrónicos –celular, tablet, etc.-, útiles primariamente para la difusión de la sabiduría a millones de personas. Pero todavía, no ha sucedido.

Su retórica antigobierno se reitera: inflación, corrupción, inseguridad. Todo ello, existió en otros gobiernos. Lo ocultaban. ¡Qué casualidad indiscreta! ¿O era la tradición de seguir de rodillas ante el poder real?

Su placer es irritar al gobierno, pues no pueden echarlo. Dado que la UIA cree ser la censora engreída de lo bueno y lo malo, su intolerancia crece. Ya declaró que tendrá un gobernante “amigo”. ¿Los aleccionó?

De todos los embustes que inventó ese periodismo, el ridículo son sus seguidores. No sólo se dejan guiar como reses. Se dejan pensar por el periodista. Que los seduce cuando desolla a los afines al kirchnerismo.

Es que el periodismo está repleto de “villanos ambiciosos”, como aquel que encarnó Kirk Douglas en un extraordinario film, “Cadenas de roca” (1951, de Billy Wilder), donde a un obrero enterrado en una mina este periodista lo engaña y evita que lo rescaten. Vienen curiosos, la noticia se propaga a todo el país y él vuelve a ser famoso. Deja que el minero muera. No hay conciencia. Recuerde el caso de los mineros que debió rescatar Piñera en Chile, a quienes luego retaceaban pagar un seguro.

Millonarios que nacieron con una cucharita de plata en el culo (piense nombres) no sólo trabajan poco; viajan (incluso Nisman lo hacía cada año 95 días, a expensas del Estado, sin pedir vacaciones) y además, son admirados por quienes procuran copiarlos: baile, mujeres y poder.

Ciertos periodistas los imitan: country, 4x4, cuenta afuera y botineras. Con el toque extra: droga en algunos. No es difícil verla, si sabe mirar. Se nota una exuberancia histérica. Zafan años, se internan, o mueren.

La religión que rige diariamente es la de descubrir nuevos escándalos.

El verdadero periodismo es otra cosa: publicar una verdad, aunque se pierda un anunciante. ¿Cristina es dictatorial? Olvidan a sus adorados Reagan y ambos Bush; presionaron años a un diario: Washingon Post.

Como antes Nixon. Memoren la acción preventiva de una jueza actual contra un programa de Tato Bores aun antes de ser emitido, durante el gobierno de Menem. Siempre nacen presiones, desde cualquier poder.

En programas de radio o tele llaman o muestran a “constitucionalistas” que dicen ser fervientes amantes de la “republica”, para que opinen a favor de sus ideas. Jamás se oponen a los deseos de un gran medio.

Silencian los medios certezas sobre el abuso de una clase sobre otras. Callando, los candidatos rentabilizan las relaciones cercanas con ellos.

Los usa Scioli para “lograr consenso”; sugiere que sus puentes con los poseedores no están rotos. Randazzo se opone: adrede, los destruye. Parecería que su ideología, vale más que su ambición de tener poder.

El dinero de otros vende una imagen impoluta. No tolera ser deslucida. Por ejemplo, De Narváez; y agrede. Surge un espejo deformante de lo peor de cada uno, una conciencia ambulante reflejada en esa pantalla: revela quiénes son los violentos. Ninguno lo admite, falta la autocrítica.

El periodismo adora a esa derecha que nunca abrió una Fundación, si bien podría abrir miles para ayudar a los de abajo. Inventor de Massa, el globo de la ultraderechista UCD que se oponía a estatizar las AFJP y hoy venden como “peronista” con suegro pro-Videla. El kirchnerismo, en cambio, tiene el corazón como una Fundación: ayuda a casi todos.

Incluidos los empresarios. Pero los necios son ciudadanos peligrosos, poseen una virtud sobresaliente, se burlaba Nabokov: falta de cerebro. La paradoja: CFK reindustrializó el país como nunca antes, contra el deseo de esta Sociedad Rural. ¡Y no todos los industriales la apoyan!

No existe aquel saber que los asesores económicos proclaman. Basta recordar al que pronosticó un dólar a $ 20 en 2002 y aún está a $ 9. Y pasaron 13 años. Tampoco las encuestas. El rating “minuto a minuto”, ese dios tiránico y arbitrario, no es un perfecto instrumento de análisis.

Para ser aceptada, la gente debe admitir delitos legales. Ahora un juez anuló la venta “delictuosa” a la Sociedad Rural del predio en Palermo a precio vil (no pagado) en los ´90. Cavallo está procesado (¿hace 20 años?) por peculado. Cristina quiso restituir el predio al Estado (2012). Una “cautelar” de 2013 lo impidió. Era por 6 meses, no por dos años. La SRA apelará a la Cámara más afín. ¿El fallo favorecerá a los ricos?

No es lógico que quienes ocupan los cargos relevantes en la sociedad, asuman conductas que no reflejan esa moral prístina que exigen a los demás. Otro juez de la Corte, de 97 años, se niega a renunciar. Lleva 22 años de más. Todos saben quién lo retiene. En España se jubilan a los 70. El límite es positivo, da libertad a todos. Frena la desigualdad.

Ejemplo: un film francés, “Nueve meses condenada” (2013). La jueza soltera, dura y justa, que promoverán a la Corte, se emborracha en la fiesta de fin de año en Tribunales. Cinco meses después descubre su embarazo. No sabe cómo pasó con el vulgar ladrón que desprecia. Se revela la lucha interior (ya no puede abortar) de esa mujer digna: entre callar y dejar que lo condenen por un asalto o confesar que a esa hora hacía el amor con él. Declara, lo libera. Escándalo; no será más jueza.

Este límite, cotéjelo con el del cómico de lenguaje grosero y machista; es aplaudido y pudo ser hace poco tiempo gobernador de su provincia. Es uno de los que rebuznan el eslogan procesista: “Hay que achicar el Estado”. Le ayudamos, señor político: en Argentina es pequeño, 12 %.

Pero en la ejemplar Dinamarca, llega al 34 %. Pasa con los impuestos. El rico que puede, evita pagar impuestos, fuga su dinero. En Argentina paga 35 %; Reino Unido, 43 %; Italia: 49 %; y EE.UU, 39 %. Pero en la época de Eisenhower (1960) era del ¡93! Los ricos, ganaron el partido.

El periodismo gana muchísimo y golpea su cabeza: ¿por qué bajan las ventas? De allí el odio de Clarín al gobierno, aumentado al perder esa pauta publicitaria. Para revertir, cada vez más show. Y menos noticias.

La “tormenta de ideas” que se realiza cada mañana, en ambos libros sobre el caso Watergate (“Todos los hombres del presidente” y “Los días finales”) refleja un trato no igualitario pero abierto, que ahora se perdió. Sólo resta obedecer: el periodista se encuentra solo, turbado.

Es tan adocenado el material en los medios hegemónicos, o de otros diarios antigobierno que, con sólo leer las tapas, se sabe que hablaron entre sí, para escribir de hechos similares y continuarlos durante días, como una novela por entrega de Dickens o Dumas digna del siglo XIX.

Salvo en un par de diarios, los textos están mal escritos y se nota que nadie los corrige. Pues el mercado de lectura, es cada vez más chico.

Por ello, el dueño de una empresa que convoca (Magnetto, Perfil, etc.) es amo y señor. Le interesa un tono no cuestionador a la clase media.

Recordamos que en 2002, escribiendo en Clarín, acercamos una nota tras un año de labor: dos páginas del diario. La leería Magnetto; al ser un servicio social, no queríamos dinero. Sólo alertar al que lee del gran peligro para sus hijos: la pedofilia vigente en todas las clases sociales.

Cundía el caso del Padre Grassi. Consultamos a jueces. Y a policías de todo el mundo, con los que nos carteamos. Descubrimos cómo una persona puede defender a sus hijos. Pero no a los pobres chicos de la calle, víctimas de las Fundaciones y la lacra: profesores de colegios o de gimnasia, etc. Tareas que los pedófilos eligen para estar con niños.

Clarín no la publicó. ¿Le daba igual salvar a niños? Como a la Iglesia. Después, se supo de la pedofilia sacerdotal mundial. Dijo Oscar Wilde: “Los conversos y predicadores hablan contra los pecados que están cansados de cometer”. No sólo la Iglesia. En varios países, incluso los policías y jueces encubren. No Francisco: condenó firme a la pedofilia.

Algo tarde. Hay miles de niños esclavos sexuales en El Congo y Asia y la trata se extiende con ricos europeos que van a saciar su perversión. En 2002, nuestro objetivo clarificador no se cumplió. Y sentimos culpa.

¿Por qué encubren? Por la mente cooptada. Sumisos, ciertos medios, policías y jueces temen enemistarse con aquel poder de dos mil años.

Es la sociedad actual. La vida centrada en el beneficio, esa retórica del placer y la selfie, esa indolencia hacia cuanto no implique el éxito y el culto de lo privatizado, son legítimos. Pero olvidan la idea de la justicia.

Todo lo inculcado en el Secundario o en las Universidades (el ministro Kicillof narró el rol económico ortodoxo de su Facultad) la gente lo cree sin dudar. Así, la democracia se debilita. Deja de ser pura, innovadora.

¿Y los asesores del FPV? Deben aplaudir a quien jamás lastime a sus votantes. No a quien seduzca al postantiperonismo y quizás abjure del proyecto. Se sabe que un tercio del voto fluctúa y el kirchnerismo debe captarlo y continuar su política proactiva en medio de la crisis mundial.

El país precisa este Estado protector que sirve de puente a los deseos de las generaciones sucesivas. El proyecto aún es muy joven, no llegó a la Edad Adulta: soberanía energética, red total de trenes, educación gratuita para todos, 100 % de trabajadores en blanco, e IVA especial para los alimentos y medicamentos. Se llama distribución del ingreso.

La mayoría silenciosa no es tonta. Seguir esta construcción colectiva, necesita alguien con coraje. No dubitativo ni oscilante, como algunos que se fueron cerrando la puerta, y ahora regresan sin que nadie los llame. Para mantener este rumbo, los militantes necesitan esperanza.

El nuevo gobierno debe crecer: representará los logros de doce años.

El debate, planteando las disidencias dentro del FPV, no es ese circo romano bufonesco que critican, sino el modo de elegir a quien posea más convicción para continuar este modelo transformador. Los medios desataron su disputa por un brazo aludido sin ninguna mala intención.

Pero no dicen que sería irreal un candidato que busque gustar a todos. Política es conflicto, jugarse. Pero no al fútbol con su enemigo. Quien sea candidato del FPV deberá tener ideas claras y ser libre de decidir.

Incluso desautorizar a sus propios asesores, si buscan condicionarlo. Como Miguel Bein a Scioli: dijo que debe pagarse a los fondos buitre, con un descuento del 30 %. El buitre jefe Singer, invirtió 48 millones y según el juez Griesa tendría que cobrar (fallo de 2012) 1.350 millones. Ahora son 1.700. Con  el descuento del 30 %, serían 1.200 millones: una ganancia del 2.400 %. ¿Qué deudor querría tener un asesor así?

Ya conocemos a quienes confiesan en los diarios que consultan a una Embajada. Hay jueces, periodistas, que también asisten. Incluso iban   del FPV, pero lo ocultan. Según WikiLeaks, uno era el infiltrado Massa.

Quien sufrió los ´90 no quiere otro infiltrado más, como ése o Menem, que prometió cosas y aliado luego al establishment, realizó lo opuesto.

En febrero de 1952 el Presidente Perón realizó la Tercera Conferencia de Gobernadores. Todos eran peronistas. Dos cosechas ya se habían perdido. Eva viviría tres meses. Según Perón debían derrochar menos. Si queríamos préstamos, los darían. Pero tendría que bajar la cabeza, y este país también: “Si es necesario vamos a comer menos, gastar menos en ropas y cosas superfluas, menos autos. Empréstitos, no”.

Esa postura la compartió el kirchnerismo. Perón acotó: “Pobre del país que cae en manos de los actuales usureros, porque le sacan no sólo el dinero, sino la independencia, la libertad y la dignidad”. Ocurrió tras el golpe de 1955: devaluó y endeudó. Hoy padecemos a fondos buitre.

¿Advierte el lector que lo manipulan con versiones? Cambie de canal. Su destino pende de un hilo. Esperan convencerlo. De que si mañana surgen “recortes”, no podrá hacer nada. Por eso CFK dijo que el futuro depende de la gente: “Va a pasar lo que ustedes quieran que pase”.

También hay quien votará al favorito. Un cerebro influenciable. ¡Otros buscan ganar prometiendo no tocar los derechos que ayer no votaron!

Si “la gente no vota para atrás”, como afirmó Cristina, los engaños se derrumban. Elija a un candidato sincero. Y enséñele al votante de 16 años a no creer promesas. Ni dejarse usar. A saber utilizar el remoto.

Tras las elecciones, algunos irán hacia el este, y otros hacia el oeste. Se sabrá quién bregó con convicción por este proyecto, y quienes no. Lo esencial es ganar y profundizar más ese camino. La jefa será CFK.

A quien gobierne y actúe dubitativo con el establishment, o traicione, el pueblo le dará la espalda. Si no enarbola la bandera de la soberanía y la igualdad social, su destino será oscuro. Desde ya, no será reelecto.

Es fácil lograr que el pueblo lo ame: hay que ser odiado por las elites.