¿Solucionar el “bullying” con CIRUGÍAS estéticas? El estado brasileño de Mato Grosso del Sur pone en marcha un programa que contempla practicar cirugías estéticas a niños, niñas y adolescentes como estrategia para combatir el acoso escolar y aumentar la autoestima de las víctimas. Sin embargo, como ya es sabido, el bullying tiene un complejo entramado psicofísico y social; circunscribirlo sólo al plano corporal y establecer soluciones estéticas resulta absurdo y un profundo desconocimiento de lo que es el acoso escolar.

Los estereotipos de cuerpos, “bellos” y “normales”, impuestos socialmente, es uno de los mayores desencadenantes de violencias en el mundo. Todo cuerpo que se presente como diferente al patrón hegemónico, resultará detestable y por lo tanto rechazado. Un trabajo serio y profundo sería el de ir desarmando las ideas estéticas impuestas desde los sectores del poder; un modelo corporal signado por lo “blanco” y “flaco”, lo “bello” y “bueno”, lo “aceptable” y “deseable” que se difunde y propicia a través de las prácticas culturales cotidianas, fundamentalmente desde los medios masivos de comunicación y las redes sociales. Bullying, trastornos alimenticios, aislamiento, autolesiones y suicidios, entre otros síntomas y cuadros psicopatológicos, son consecuencia de estas ideologías impuestas y la ausencia adulta.

Las infancias y adolescencias son las principales víctimas de estas formas de la violencia; violencia que luego reproducen, activa o pasivamente, en las escuelas y en el campo social. Hay que propiciar el diálogo e invitar a asumir posiciones críticas, revisar lo que se ofrece como modelo de vida. A su vez, trabajar con verdaderas campañas de prevención y no invitar a acomodar los cuerpos y las ideas a lo que se impone como modos y formas de ser.

La salud tiene que ser el bien superior y la estética algo secundario. La autoestima y el daño psíquico de una víctima afectada no se resuelve con el bisturí sino con un trabajo interior y con la aceptación de su ser integral, es decir propiciando una conexión sana con su singularidad psicofísica y espiritual. Ahora, si se trata de corregir un defecto físico que ya acomplejaba al sujeto, es una cosa; distinto es operar, modificar el cuerpo a partir del bullying, acomodar a la víctima acorde a los estereotipos de “belleza” o “normalidad” imperantes en su grupo de pertenencia.

El cuerpo y sus diferencias es sólo un aspecto del acoso escolar. Que la víctima deba operarse para dejar de ser acosada implicará un costo emocional muy alto que no garantizará que luego no aparezcan otras diferencias que, a la luz de los agresores, sigan siendo causales de cargadas, y de este modo el ser sufriente tendrá que seguir alineando su cuerpo y su vida en función de lo que los demás consideren aceptable. Ser como los otros quieren que seas es no ser.

Hay que abordar la problemática del bullying de manera seria y profunda, trabajar la convivencia escolar y la concientización cultural de que las diferencias de cada ser humano es nuestra marca distintiva como especie y no es lo que hay que corregir, atacar, operar o tolerar, todo lo contrario, es lo que hay que comprender e incorporar si deseamos un verdadero bienestar psicofísico, espiritual y social.