El predio era inmenso, así lo catalogaban todos los que entraban al primer Lollapalooza que se llevó a cabo en Argentina el 1 y 2 de abril en el Hipódromo de San Isidro. En alrededor de cinco hectáreas estaban los cinco escenarios, una gran oferta gastronómica, un espacio muy singular para chicos y algunos otros stands de marketing.


Día 1


A las 13:30 arrancó una banda nacional, Onda Vaga, en un escenario alternativo y con un show muy 'dance', muy arriba para no quedar fuera de la ocasión.


Entre djs franceses y alemanes que tiraban pistas sin parar, el Lola iba tomando color con bandas como Capital Cities, que con el sol en la cara y mucho calor, hicieron bailar a miles.


Los pendejos de Chase the Elephant la rompieron y sorprendieron a las 16, y posteriormente apareció una de las promesas, Julian Casablancas de los Strokes: 100% desilusión con un show que sonó muy mal.


Pero el plato fuerte llegó el final de la jornada con New Order y Nine Inch Nails a partir de las 20, con recitales en simultáneo y con la gente muy repartida. Aunque debo reconocer que un poquito más se llevaban los Nine Inch Nails.

El cierre estuvo a cargo de Arcade Fire, que empezó a las 22, y que hizo entrar a los muñecos que bailan en su último video clip. Luego de sacarse la careta, apareció de vuelta Julian Casablancas, como pidiendo perdón por su show y sumándose al de los Fire.


Esta banda, que tranquilamente podría sonar en Niceto o en cualquier reducto de capital, sonó a la perfección e hizo bailar a los miles de argentinos.

Día 2


Alrededor del mediodía se presentó El Mató a un Policía Motorizado, que arrancó con "Mujeres Bellas y Fuertes" con el cantante, Santiago, sentado en un banquito a la derecha debido a una lesión futbolística.


Seguido apareció en escena Johnny Marr, el legendario guitarrista de The Smiths, quien arrancó diciendo "el próximo tema va dedicado a Sergio Agüero", por su fanatismo por el Manchester City, al igual que los de Oasis, para luego tocar una energética versión de "Generate! Generate!", de su disco The Messenger.


Como una especie de previa para todos aquellos que fueron a ver a Soundgarden, ya cayendo el sol, se presentó Vampire Weekend. "Gracias por estar acá en nuestra primera visita", dice el cantante David Havok. Distorsión, oscuridad y adrenalina es todo lo que este público estaba buscando.


En el escenario alternativo, Dante Spinetta y Emanuel Horvilleur se sumaron a la fiesta vestidos de blanco donde mezclaron temas nuevos con clásicos. Emma se mostró contento por la gran convocatoria de la banda, "¡ey!, están todos", tiró.


Tres años y medio pasaron de la primera llegada de los Pixies al país, donde tocaron en un Luna Park repleto. Esta vez, con la ausencia fundamental de Kim Deal, volvieron a dar un show dinámico, donde explotaron el lado punk de su obra dejando en un segundo plano su faceta más cancionera. El foco se puso en la presentación de temas nuevos, del recién editado Indie Cindy.

"Es cierto que tendríamos que haber venido mucho antes, hace una década o dos, pero esta noche están siendo un público muy dulce", dijo Chris Cornell de Soundgarden refiriéndose a su primera visita al país. El show se basó en el último álbum de la banda, King Animal, aunque mechando los temas más oscuros de los noventas. Los temas más emotivos fueron "Black Hole Sun" y "Like Suicide".

Por último, la banda más esperada de todo el festival y la razón por la cual el día 2 tuvo más cantidad de gente: los Red Hot Chili Peppers. Con una bufanda celeste y blanca en la cabeza se presentaba Anthony Kiedis, que tuvo un comienzo de recital bastante lento. En lo que fue su sexta visita al país, a los Red Hot les costó varias canciones entrar en ambiente. Recién en "Otherside" y "Snow" su sonido comenzó a ajustarse. Y como no podía faltar, siguieron con clásicos como "Under the Bridge", "Californication" y el cierre con "Give It Away".