La Tabaré viene a Buenos Aires y cada vez que eso sucede la voz se echar a correr entre los fieles de este lado del charco. La banda uruguaya con 38 años años en los escenarios actuará este viernes y sábado en Niceto, de Palermo, y en La Plata, respectivamente. Además, La Taba, acaba de publicar un nuevo disco, llamado Urutopías, un trabajo de solo dos tracks (también en su versión vinilo) de casi veinte minutos cada uno con un packaging de comic y nuevas canciones que son como piedrazos arrojados a los ventanales del sistema. 

La Tabaré sigue tirando con canciones, como cuando cumplió 30 años y publicó un DVD con un show en vivo explosivo. Esta vez avisa desde el arte de tapa lo nuevo que viene a estrenar: "Miles de excluidos de la urutopía sobreviven del otro lado de los muros, entre las ruinas de la antigua Montevideo, ahora abandonada. Entre los escombros de los juegos del Parque Rodó y del Teatro de Verano surgirá un movimiento de arte urbano que se rebelará contra el orden imperante, con el objetivo de despertar la conciencia de quienes viven dentro y fuera de la urutopía".

Primera parte de la conversa con Tabaré Rivero, sentado junto a la ventana de una pizzería de Buenos Aires. Afuera algune de los tantos que caminan por la vereda de Avenida Santa Fe esquivando puestos y gentes, podría cantar una de sus letras: “¡Qué locura, qué locura en la ciudad! Tu cultura me la paso por acá”. 

-Nos cantaste “Me equivoqué la culpa es mía, creía en la utopía del rocanroll" y el nuevo disco de La Tabaré se llama ‘Urutopías’ ¿Cómo se explica eso? 
-Aún creo que me equivoqué y que creía en la utopía del rocanroll, pero sin embargo soy un tipo porfiado y todavía tengo esperanzas de que el rock puede rescatar algo de la contracultura que fue.  
-El argentino tiene una mirada de Montevideo como paraíso cercano y de que está todo bien, y en el arte de tapa del disco reza aquello de que “entre los escombros de los juegos de Parque Rodó y el Teatro de Verano surgirá un movimiento de arte urbano que se rebelará contra el orden imperante”
-Es una esperanza que me obligó a fabricarme, a veces viendo los informativos y redes sociales y que antes no teníamos. Se vivía un poquito más feliz, yo tenía unos enemigos que eran los militares, y ahora no sé cuáles son, dudo del vecino de al lado aunque sea bueno, y eso me tiene preocupado, desanimado, más bien triste. Tengo dos hijos y les dejo un mundo tan desecho. ¿Y qué puedo hacer yo? Seguir cantando y haciendo las cosas con honestidad dentro del arte. Si John Lennon no pudo hacer nada con todas las canciones que hizo qué voy a poder yo; bueno, sensibilizarme con el público junto a una melodía o una puesta en escena.

-Venís de la cultura rock ¿Qué mirada tenés de que el rock antes era a las 3 de la mañana y peligroso a qué ahora sea a las 7 de la tarde en festivales, a que antes te miraran de costado y ahora te inviten a televisión?
-Yo sentí eso cuando entró MTV en Montevideo, lo digo en una canción…
-"Antes los vecinos me miraban con cuidado, yo era para ellos un rockero inadaptado hoy todo ha cambiado gracias a MTV ahora soy un ganso que anda por ahí"
-¡Ja! Te la acordás vos y no yo… Me gusta que el público tenga la posibilidad de llegar a un artista pero no me gusta que no lo entienda porque nos convertimos en analfabetos, que saben leer y escribir sí, pero en analfabetos culturales de lo que está pasando en el mundo. Todo es divertimiento, entra en la palabra entertainment, que es la palabra que engloba estupidización del rock en la que hemos caído. 
-¿Es la batalla perdida de tu generación?
-Mía, no sé si de mi generación que luchó por los derechos del obrero y otras banderas, hay muchas batallas perdidas en mi generación
¿Las canciones de Urutopías están presentadas como escenas numeradas y La Tabaré siempre ofreció algo teatral en sus shows? ¿Hay en el vivo algo más que canciones esta vez?
-No lo presentamos todavía así pero es la idea. Está pensado como una opereta y grabado en el orden que lo compuse, en el vinilo hay dos tracks nada más. Me gusta que se escuche en ese orden
-El disco concepto
-Otra utopía más, que el público se ponga a escuchar cuarenta minutos seguidos de música. No sé si lo vamos a presentar pero en Montevideo vamos a trabajar con artistas, actores, bailarines, titiriteros… Ahora se utiliza mucho la parte visual con una pantalla, yo no lo manejo bien pero lo incorporamos. El vinilo viene con un QR que te conduce al comic que, viste, es parte también de la contracultura, que es parte de presentarle a la gente algo más que solo canciones
-Vienen de presentar el disco además en una gira ‘Barrial y Misteriosa’
-Y fue hermoso, buenísimo, me encantó. Recorrimos barrios populosos Sayaygo, el Cerro, y el respeto y los aplausos del público que no nos conocía fue notable. 

-Las bandas surgidas en los ochenta para mantenerse deben hacer el traspaso generacional musical ¿Hay en los shows de La Tabaré pibes y pibas?
-Sí está, de todos modos el público de La Tabaré es el que creció con la banda, pero sí hay de 20 o 25, a los que les llegó la música y descubrieron que hay algo con mayor intención artística. 
-¿Están esos pibes en tu tribuna a la hora de escribir o confiás en que vos contando lo que ves a través de la ventana el otro, tenga la edad que tenga, lo va a poder entender?
-No, porque entiendo que hay un respeto a La Tabaré que me gusta, está el que conoce tres o cuatro canciones nada más pero lo marcaron, por las cosas que decís…
-Bueno también eso es por el respeto que mostraron por ustedes las bandas nuevas, de Once Tiros a La Vela Puerca…
-Sí, por ahí sí
 


-El rock nos enseñó a ser curiosos con tipos como Spinetta, Charly García, el Indio Solari y vos, en esto de ir a buscar palabras en las canciones. Acá en el nuevo disco encontré Álgama , o el juego de palabras Für den Kapitalismus.
-Álgama es amor, ofrenda en el sentido griego, es el amor por lo que uno hace, por ser persistente pero también es el amor con mi mujer con la que estoy hace 30 años. Es una forma de decir amo lo que sigo haciendo por más de que me pese la mochila. 

-¿Por eso te rodeás de pibes más jóvenes? (Dato: hace ocho años que tras varios cambios en sus integrantes, la banda se mantiene, salvo los cambios de la voz femenina).  
-Sí, encontré tipos que le tiene respeto al rock, la música y al arte y que me entienden. Por ejemplo, hasta no aceptar los premios de la música en Montevideo. 
-¿Los Graffiti?
-Exacto, no me interesa, no por el jurado si no por el tipo que lo organiza (Miguel Olivencia) porque es opuesto a lo que pienso políticamente y es un charlatán que dijo que iba a ayudar al rock. Ahora me quisieron ofrecer el premio a la trayectoria, lo hablé con la banda, pero no.
El laburo de uno es de buscar sensibilidades y melodías, dar algo más. A mi el rock me ha educado. Cuando tenía 13 años mis compañeritos de escuela escuchaban a Palito Ortega, yo pedí de regalo para fin de año un disco que acababa de salir que era el primer disco de Almendra. Lo escuchaba y lloraba, a mi la música siempre me hizo llorar. Desde ese disco hasta el último de Serú Girán, y después Los Redondos, Sumo y sus derivados me volaron la cabeza. Después ya tuve un desenganche por adultez… Pero nunca podría haber habido un Charly García en Uruguay, lo hubieran crucificado.
-Pero sí una La Tabaré en Argentina
-Bueno, en Uruguay está de eso de decir que Tabaré Rivero si fuera argentino o brasileño… 
-¿Sería más valorado, su arte y eso se vería reflejado en la convocatoria?
-¡Ja! No lo sé, me tendría que haber venido a afincar acá, alguna vez lo pensé, pero no sucedió. 


Un poco de historia: 
 

En abril de 1985, Tabaré Rivero se presentó en un teatro de Montevideo con la intención de fusionar la música y el teatro. La opera rock se llamó 'Kafé Koncer' y fue el inicio de lo que sería con el tiempo el itinerario -o prontuario-, de una de las bandas del rock postdictadura referente del otro lado del Río de la Plata. Desde entonces, no paró más de presentarse en formato banda de rock. 

Cuando La Taba cumplió sus 18 años, la mayoría de edad, lo celebró en Uruguay y claro, en un teatro porteño, al que asistieron como invitados Omar Mollo, Gabriela Martínez -bajista de Las Pelotas, Palo Pandolfo, Enrique Symns (también monologuista de la banda) y los redonditos Semilla Bucciarelli y Sergio Dawi. Siempre es oportuno recordar aquella anécdota de la vez que Los Redondos quisieron ir a un show de La Tabaré en Montevideo y no los dejaron entrar

Sigue la conversa:

-En todos estos años, lo que más ha cambiado en la banda es la voz femenina. Alejandra Wolf, Mónica Navarro y Lu Ferreira, que siguieron sus carreras solistas luego. ¿Eso le da una renovación a la banda? De algunas canciones hay tres o cuatro versiones a la que cada una esa voz le da un color distinto
-Nos da renovación de energía, cada cambio, sobre todo de voz femenina, -porque se cansó de La Tabare, porque se fue del país o se casó- que hay, primero da un bajón y luego cuando encontramos a la persona indicada, viene un subidón. Ahora con Pamela Cattani estamos muy contentos, porque más allá de que entienda el arte, el por qué de las canciones, su interpretación y que canta bárbaro, nos llevamos muy bien. 
-¿Qué estás leyendo?
-Mario Levrero, gran escritor uruguayo. Había leído un libro solo y ahora estoy con todos sus cuentos cortos. Es un viaje, son textos de mucha imaginación, de mucha creatividad que te lleva por pasajes surrealistas, y de repente te bajan a la realidad. 
-Y cuándo eso pasa ¿Sos de tomar ideas y anotarlas para otro día y componer a partir de allí?
-Sí, me la quedo, del cine y del teatro también. Bueno, la canción de este disco Mujeres Desnudas está basada en un libro de Armonía Somers, ‘La Mujer desnuda’, publicado en los 60 y que fue un escándalo en la sociedad. (El libro fue publicado en 1967).    

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Canciones. La Tabaré sigue tirando con canciones -La Tecnocracia-; allí donde se reflejan las pantallas del rock, el amor que no claudica -A Renacer y Álgama-, el mundo inmundo que televisa guerras y cuenta vidas perdidas en números -Soy Satán-, la existencia y el horizonte a alcanzar para realizarse, La meta

Canciones. Estas nuevas y los clásicos que cuando suenan en vivo se cantan como grito de guerra, como si el lugar donde toca La Tabaré esa noche fuera -otra vez- la trinchera desde donde dispara la cultura rock.