El martes fue una noche especial para los bateristas argentinos. Se llevó a cabo una edición que se extrañaba: el Zildjian Tour 2016, que contaría con la presencia de uno de los bateristas más importantes del mundo en la actualidad, Aaron Spears. Y la velada no defraudó.

Primero fue el turno de dos grandes y jóvenes bateros argentinos: Emiliano Giménez y Martín Magliano, a quienes ya habíamos visto hacer una muestra juntos en Toque, y que estuvieron a la altura de las circunstancias.

Ambos versátiles y manejando pistas, dieron un gran espectáculo a los presentes. Giménez con una velocidad única y variando todo el tiempo sus golpes y ritmos. Magliano, con toda la fuerza del rock y la soltura para moverse por la batería. Pero le abrieron el escenario a un hombre que haría historia, otra vez.

Nominaciones a los Grammy, Premios Gardel, Premios Konex, y tantos más. En la noche del martes, demostró el por qué de todos esos pasajes importantes.

'Pipi' subió al escenario sin inears, sin computadoras, sin metrónomos, con su típica batería Yamaha, un hi hat y dos crash. Ese era el set de Piazzolla.

El hombre tenía 20 minutos para tocar (como dijo después de su performance), puso un reloj a su costado (que después reconoció, se le cayó durante la tocada) e improvisó todo ese tiempo en un ritmo de 3/4.

Si hay algo que lo caracteriza a este gran baterista argentino es ser diferente a todo lo que se haya visto, y realmente lo fue. Como en un momento su abuelo fue un rompedor de paradigmas, de todo lo establecido, 'Pipi' -seguramente sin quererlo- siguió ese camino y realizó un solo que bien podríamos llamar histórico para todas las clínicas de Zildjian alrededor del mundo. Realmente, como un músico libre.

Pero qué decir del final, qué decir de uno de los bateristas más importantes y mas codiciados del mundo, del que un ND Ateneo repleto pudo disfrutar: Aaron Spears.

Spears tocó varios de sus temas, algunos compuestos por amigos de él "especialmente para la ocasión" -tal como afirmó en ese momento- y otros más conocidos, que lo llevaron a girar alrededor del mundo a través de las redes sociales.

Con la conducción del gran baterista argentino, 'Tano' Cavalletti (quien ha sido parte de estos eventos Zildjian anteriormente), Aaron no solo se limitó a tocar, sino que respondió preguntas del público.

Allí habló de su manera de tocar, de que la música salga del corazón, de que no importa querer tener fama sino tocar lo que uno siente y como lo siente: esos fueron los conceptos más importantes que dejó este interesante ida y vuelta.

Con concursos y los cuatro bateristas sobre el escenario, terminó una noche mágica, donde la foto final muestra a una gran familia de golpeadores de parches reunida a la vera de un escenario. Un escenario en el que cualquiera soñaría subir algún día.