Un piloto de una aerolínea norteamericana tuvo que improvisar un aterrizaje de emergencia en una escala no programada, a causa del nauseabundo olor que había en la aeronave, lo que provocaba las quejas generalizadas de los pasajeros.

El encargado de provocar las nauseas de los viajantes fue un pobre perro que, descompuesto, defecó en varias oportunidades en los pasillos de la nave.

De acuerdo con el medio The Independent, el desafortunado can, llamado Truffles, hizo sus necesidades varias veces en el pasillo y la tripulación se quedó sin papel cuando trataba de limpiar.

Los pasajeros del vuelo de US Airways, que se dirigía desde Los Angeles hacia Philadelphia, comenzaron a quejarse del olor que los estaba haciendo sentir mal, lo cual obligó al piloto a hacer una escala no programada en Kansas.

El periodista deportivo Chris Law, quien estaba a bordo del avión, llamó el episodio "Mierda-gate" y elogió a los miembros de la tripulación, que, como pudieron, intentaron aliviar los olores.

Después de la parada no programada en Kansas, el dueño del perro ofreció comprar café a todos los pasajeros como forma de disculpa, y ambos terminaron abordando otro avión.