Un mexicano de 37 años se convirtió en récord Guinness tras ser certificado como el poseedor de la mayor colección de objetos de Harry Potter en el mundo.

La colección de recuerdos del abogado Menahem Asher Silva Vargas posee 3.097 artículos sobre Harry, que van desde películas hasta réplicas oficiales de las escobas y varitas del mago.

"La afición creció con los años y se ha convertido en un estilo de vida, en una búsqueda constante", dijo Silva Vargas a la agencia AP tras recibir el reconocimiento oficial en su casa en la capital mexicana, donde la colección fue colocada en dos habitaciones para la entrega de su certificado.

El fanático, que superó a Jayne Gradel, quien tenía una colección de 807 piezas, reveló que su colección ha sido formada a lo largo de 14 años, mientras que le tomó un año poder realizar un inventario, a través del cual enlistó cada objeto con su respectiva fotografía y los dividió en unas 50 categorías.

"Tiene muchas cosas originales, autógrafos de los artistas, pero son cosas increíbles”, explicó Johanna Hessling, representante del libro Guinness de los récords a quien le tomó por lo menos cinco horas contar los artículos.

Según contó el propio Silva Vargas, su fanatismo comenzó tras leer el primer libro de Harry Potter, y luego continuó con los siguientes títulos, y la llegada de los primeros muñecos, hasta que cualquier artículo relacionado con Potter se convirtió en una especie de obsesión.

"Fue mi escape, mi fuga, mi compenetración con la historia", explicó sobre la colección que inició con las películas en formato VHS, y agregó: "Nunca me percate que estaba haciendo una colección hasta hace unos ocho años".

A lo largo de su acumulación de objetos, ha incorporado a su colección mochilas, muñecos de peluche, timbres postales, juegos de mesa y hasta sábanas con la imagen del mago.

Además, sus amigos y clientes que viajan al extranjero tienen la misión de sustituir el tradicional souvenir turístico, por algún objeto relacionado con Potter. Así, han llegado a él, cosas tan raras como unas correas para decorar los celulares japonesas y la edición en árabe del primer tomo del libro.

Silva Vargas reconoce que su colección ha costado algo más que esfuerzo, pues ha invertido grandes cantidades en sitios de subasta en línea."Mi salario, mis bonos, mis recompensas; todo terminaba ahí", sintetizó.