Heidi Faulkner quería unos glúteos como los que habitualmente se ven en las revistas, esas colas famosas. Pero su antojo le salió muy caro.

Una fallida cirugía estética dejó a la joven sin curvas y sin poder sentarse: “Parece como si me hubiera mordido un tiburón”, dijo Faulkner, en declaraciones al diario Daily Star.

La mujer de 36 años, habitante de Hertfordshire, en el Reino Unido, decidió ingresar al quirófano tras bajar más de 30 kilos con una estricta alimentación.

La conocida intervención del cinturón gástrico significó la reducción de peso en los últimos tres años, y como bien ocurre cuando se dan este tipo de adelgazamiento, la piel pierde su firmeza.

Según explicó, sentía que sus glúteos lucían como los de “una mujer vieja. Tenía 30 y pico en el cuerpo de una de 80”.

“Me siento un monstruo. Voy a demandar a los doctores que me operaron. Me arruinaron la vida. El único consejo que puedo dar es que no se operen, bajo ningún concepto. A mi me arruinaron para siempre”, advirtió.

Varios expertos se ofrecieron para realizarle una cirugía reparadora, aunque otros opinan que ya no tiene arreglo.

Entre las famosas argentinas que soportaron inconvenientes por este tipo de operaciones están Silvina Luna y Victoria Xipolitakis, por citar sólo algunos ejemplos: ellas sufrieron las secuelas del metacrilato, una sustancia que se inyecta en los gluteos para aumentar el volumen.