Se trata de Frank Goodman, un concejal de la localidad estadounidense de Dadeville, una ciudad de 3.200 habitantes que, según él, sufre de una “epidemia de ropa interior” expuesta a la vista, ya que los hombres se prendieron a la moda de los pantalones caídos.

"Yo sé que Dios no llevaría los pantalones así. Recé y le pedí a Dios que me mostrara qué debía hacer y cómo. ¿Qué haría Dios? ¿Dios hacía esto?", señaló Goodman. Así, en Dadeville, parece que no se podrán usar pantalones caídos.

En primer término, las autoridades de la localidad pensaron en prohibir únicamente los pantalones que dejan ver la ropa interior de los varones, pero finalmente decidieron que sería más justo también prohibir que las mujeres lleven faldas demasiado cortas.

La propuesta ha causado indignación entre algunos habitantes del lugar, ya que la consideran demasiado conservadora y poco efectiva. Sin embargo, otros manifestaron estar de acuerdo con el proyecto de ley y señalaron que les parece bien.