El pescador japonés Hirasaka Hiroshi logró atrapar a un pez lobo de casi dos metros de largo que posee una enorme boca capaz de devorar cualquier cosa que se cruce en su camino.

La criatura marina fue atrapada en la costa de la isla de Hokkaido. Los peces lobos viven en aguas profundas y se alimentan de criaturas más pequeñas que habitan en el fondo del océano.

Según explicaron, la dimensión de este animal se debe a los efectos que provocó el accidente nuclear de la planta de Fukushima sobre las poblaciones de peces locales.