Carmelo Flores, uno de los hombres más longevos del mundo, murió la noche del pasado lunes a los 123 años en su casa en Frasquia, La Paz. Según informaron los primeros reportes, el hombre murió por una diabetes tipo 2.

El director del Servicio Departamental de Salud de La Paz, Henry Flores, informó que el anciano, quien fue visitado el año pasado por el presidente Evo Morales y declarado “Tesoro humano vivo”, había estado internado hace algunas semanas en un hospital por una descompensación originada en una deshidratación aguda, desnutrición y un pequeño problema de gastritis, aunque luego fue dado de alta.

“Hace tres días que no quería comer nada, ni rogando”, cuenta su hijo Cecilio, de 64 años, el último sobreviviente de los cinco hijos de don Carmelo. “Hasta ahora ninguna autoridad nos ha llamado para ayudarnos con el entierro”, agregó.

Don Carmelo era un pastor que cuidaba de sus ovejas y sus llamas en la comunidad de Frasquía. Ajeno a la historia del mundo occidental, en su entorno no dejó de luchar en condiciones adversas desde muy temprano en su vida. “Muy huerfanito era mi papá. Cuando era wawita -pequeño- se murieron papá y mamá”, relata Cecilio.

Escaso de oído y sin dentadura, pero aún con algo de vista, Carmelo conservaba su lucidez y el buen humor, según cuenta Ramiro Narváez Fernández, director del hospital y responsable de la recuperación de su salud hace un par de semanas. En un principio respondió bien al tratamiento, que fue en base de medicamentos naturales a los que siempre acudió las pocas veces que necesitó asistencia médica.

Los familiares dijeron que Flores será velado y sepultado en su propia comunidad.