Ocurrió en la localidad de Douar Beni Salah, al norte de Marruecos, donde una mujer, de 40 años, madre de ocho hijos, murió tras ser golpeada repetidamente con palos por un exorcista local.

Al parecer, la mujer participó en una especie de ceremonia religiosa creyendo que su enfermedad mental se debía a los malos espíritus.

Anteriormente la propia familia de la fallecida había informado a los periodistas locales que creía que la mujer estaba "poseída por el diablo".