En medio de uno de los climas más secos del mundo emerge Huacachina, un oasis en la ciudad de Ica, al sur de Perú. En este pequeño paraíso viven solo 96 personas, rodeadas palmeras, pintorescas casas y una tranquila laguna que aseguran que posee propiedades curativas.

El lago se formó naturalmente, aunque una leyenda dice que una joven princesa se bañaba cuando fue descubierta por un cazador, por lo que esta huyó dejando atrás un charco de agua, mientras que su capa al viento creaba las dunas de arena de los alrededores.

Los residentes se ganan la vida recibiendo turistas en sus hoteles, que vienen de todas partes del mundo para subir hasta la cima de una duna y ver la puesta de sol que ilumina el increíble paisaje. El sandboard y el sandski son unos de los deportes que más se practica.

El paraíso de Huacachina se encuentra a cuatro kilómetros de la ciudad sureña de Ica, una antigua colonia española situada en las fronteras del desierto.

El “Oasis de América” era popular entre los peruanos más adinerados en los años 40, quienes solían visitar la ciudad para bañarse en la laguna, la cual aseguraban que tenía poderes curativos.

Uno de los problemas que viene surgiendo en los últimos años es la falta de agua en la laguna, ya que los residentes construyen pozos para acceder a las aguas subterráneas. Además, las altas temperaturas ayudan a la rápida evaporación y los granos de arena se van comiendo cada vez más el agua.

La zona fue declarada patrimonio cultural nacional por el Instituto Nacional de Cultura, y se espera que este oasis nunca se convierta en un espejismo en el desierto.