Nadie sabe muy bien de dónde salió Bubba pero igualmente fue adoptado por la comunidad educativa de la secundaria Leland del valle de Almaden, en San José, California.

Ahora, el gato tiene su carné de estudiante con categoría "felino", lo que le permite deambular libremente por las aulas y demás instalaciones de la institución.

Entre las muchas tareas que posee, Bubba queda a cargo de la supervisión de las clases de vez en cuanto e incluso ayuda con la inspección de casilleros. La única diferencia con los celadores es que él sí se puede dar el lujo de una siesta.