La menor conocida como Spozhmai,  narró la escalofriante historia sobre cómo su hermano la llevó a un puesto de vigilancia una noche en la provincia de Helmand, en Afganistán, para perpetrar un atentado suicida.

Las autoridades afganas se encuentran en un dilema sobre qué hacer con la niña ya que temen que si vuelve a su hogar la fuercen a intentar realizar otra vez el ataque suicida o que puedan lastimarla.

Si bien las autoridades retacean la información, se cree que Spozhmai tiene apenas 10 años y que es una más de los cientos de niños del Afganistán rural que carecen de educación y son vulnerables a las redes extremistas.

"Me di cuenta que se trataba de un chaleco suicida porque era más pesado que lo normal", contó Spozhmai. "Me dijo que si lo activaba, toda esa gente moriría y que a mí no me pasaría nada. Pero yo sabía que no sobreviviría", contó Spozhmai a la BBC.

Ante la negativa, su hermano- quién se cree es recluta del Talibán- la golpeó y la dejó abandonada en el desierto. Spozhmai pasó la noche a la intemperie hasta que fue encontrada por el ejército afgano.

La niña relató que nunca fue a la escuela, que no sabe leer y que nunca se preocuparon por enseñarle nada: "Mi hermano me dijo que estaba en este mundo para morir, no para aprender o hacer otras cosas. Que mi voz no vale para nada, sólo estoy aquí para hacer el deber".

El caso de Spozhmai es uno entre varios ataques en los que se utilizó niñas con fines suicidas.