Las señales acompañan el comportamiento de lo que fue la administración Trump. Si se le dio aire a los grupos de ultraderecha, supremacistas blancos, religiosos extremos y demás, no es de extrañar que dentro del mazo esté la carta de intentar perpetuarse en el poder.

Uno supone que el establishment norteamericano tiene el suficiente poder como para frenar una intentona -como lo demostraron al censurar al unísono en todas las cadenas la palabra del presidente- pero es impredecible saber qué piezas moverá Trump junto a su gurú -el inspirador del regreso de la ultraderecha al poder en el mundo- Steve Bannon.

Por lo pronto, ya logró que en algunos de los estados objetados, se revisen los votos.