Todo empezó a finales de los setenta, cuando la firma japonesa Nintendo contrató al joven diseñador industrial y aficionado al manga Shigeru Miyamoto.


Al poco tiempo de entrar, a Miyamoto le encargaron su primer proyecto: diseñar una máquina arcade (los famosos “fichines”) para el público norteamericano con Popeye como protagonista, según recordó la agencia española Europapress.


Sin embargo, Nintendo perdió poco después la licencia del héroe de las espinacas, lo que la obligó a buscar ideas nuevas; así nació Donkey Kong que, creado por el mismo diseñador, salió a la venta en 1981.


Su protagonista, Jumpman, un carpintero barrigón y bigotudo, debía salvar a su amada Pauline de las garras de un feroz gorila, Donkey Kong.


El videojuego vendió 60.000 unidades, batiendo sólo en la primera semana todos los récords de recaudación.


"Descubrí que aquello era algo muy especial. Me sentía como un artista de animación que usa pinceles y papel para crear mundos animados e introducir en ellos a la gente", dijo Miyamoto en un comunicado emitido por Nintendo.


"Tuve mucha suerte de que un personaje, que más tarde se llamó Mario, naciera en ese juego y que crear videojuegos se haya convertido en mi rol permanente en la compañía", agregó.


Hacia 1985 Jumpman se había reciclado: cambió su nombre por uno más universal, Mario, y la ebanistería por la plomería.


Fueron los empleados de Nintendo of America los que le bautizaron como Mario, debido al parecido de Jumpman con el casero del almacén que utilizaban entonces.


Mario estuvo solo hasta que llegó el juego de arcade Mario Bros, cuando apareció aparece su hermano Luigi.


Miyamoto quería romper moldes y lo consiguió: Mario fue el primer personaje en moverse con libertad por toda la pantalla, el primero en ir descubriendo los escenarios a medida que avanzaba, en moverse con absoluta libertad en el primer mundo realista creado en tres dimensiones, en poner patas arriba las leyes de la física que rigen cualquier juego o en jugar con las posibilidades ópticas de las tres dimensiones.


Con los años, la fama de Super Mario alcanzó tal nivel que su popularidad llegó a equipararse con la de Mickey Mouse y se lo ha visto en Los Simpsons, en su propia película e, incluso, en su propio manga.


Mario está presente, además, en merchandising de lo más diverso y su creador se convirtió en una de las 100 personalidades más influyentes del mundo por la revista Time tras ganar el premio británico Bafta, la Legión de Honor Francesa y el Príncipe de Asturias a la Comunicación y las Humanidades.