En el medio de una crisis que llevó al debilitamiento del Gobierno de Theresa May y una baja en su retórica triunfalista, el Reino Unido inició las negociaciones formales con la Unión Europea (UE) para dar lugar al brexit. 

"Es un cuadro tan desopilante que sería hasta divertido de observar si no fuera porque se trata de algo extremadamente grave", sintetizó Martin Wolfe, analista político del Financial Times para referirse a este "divorcio" entre el continente y el Reino Unido. En un clima de tensión donde la libra esterlina y el euro presentaron una baja en las cotizaciones frente al dólar. 

"Nosotros estamos preparados. No nos gustaría que esto se demore más", desafió el presidente de la Comisión Europea, el luxemburgués Jean-Claude Juncker que no tuvo reparo en afirmar, unas semanas atrás, que May "vive en otra galaxia".

Las negociaciones pueden extenderse hasta marzo de 2019 en un proceso que no solo será costoso a nivel político y diplomático sino que también afectará de manera directa la economía de millones de personas. 

Muchos ciudadanos incluso buscan que sea "un divorcio suave" y se contempla la posibilidad de llamar a un nuevo referéndum para avalar -o no- lo que se acuerde en las negociaciones.