Esta semana, el Comité de Seguridad de Holanda dio a conocer su veredicto sobre las causas que provocaron la tragedia del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en julio de 2014: el Boeing 777 habría sido derribado por un misil BUK, de fabricación rusa, implicando indirectamente a los milicianos ucranianos prorusos.

Sin embargo, la Federación Rusa salió a impugnar ese informe y pedirá reabrir la investigación técnica sobre la tragedia que costó la vida a 298 personas que volaban de Amsterdam a Kuala Lumpur.

"Tenemos serias dudas de que el auténtico objetivo de las investigaciones holandesas fuera establecer las verdaderas razones de la catástrofe", dijo la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajarova, quien señaló que el objetivo de la pesquisa fue "más bien apoyar las acusaciones hechas anteriormente".

Por su parte, el vicepresidente de la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia, Oleg Storchevoi, indicó en rueda de prensa que el informe holandés "tiene muchas deficiencias", antes de tacharlo de "insatisfactorio" y asegurar que ese organismo "rechaza categóricamente" sus conclusiones.

"Solicitaremos la reapertura de la investigación", agregó Storchevoi, señalando que Rusia ofreció todo tipo de información, incluso clasificada, que no fue tomada en cuenta por los investigadores, según informó la agencia de noticias EFE.

"Por lo visto, tenían la tarea de ajustar sus conclusiones a una versión ya preestablecida", advirtió Storchevoi, criticando duramente la metodología empleada por el organismo técnico que entiende en cuestiones de seguridad aérea.