El  autor alemán Norman Ohler publicó "En la vorágine total" un libro en el que examina el papel estratégico que jugaron las drogas y en especial las metanfetaminas- un estimulante sumamente adictivo que afecta el sistema nervioso central- en las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Ohler pone en entredicho el mito de que las tropas hitlerianas era un ejército "sano", como buscaba imponerse por parte de la propaganda aria. 

"Era esencial para la ideología nazista esta imagen de una fuerza de gobierno y militar 'sanos'. Prohibieron el uso de drogas en 1933 cuando Hitler llegó al poder señalando que las drogas eran un problema judío. Hitler combinó su política antinarcóticos con la ideología antisemítica", plantea Ohler. 

Sin embargo, a partir de 1937 comenzó a producirse en masa una droga sintética llamada "Pervitín", que fue distribuida ampliamente entre las fuerzas armadas germanas.

Metanfetamina, la droga de las tropas nazis

Olher señala que ese narcótico hacía que los soldados estuvieran más alerta y necesitaran dormir menos, provocando una sensación de "ser invencibles". Pero no solo las metanfetaminas eran utilizadas por las tropas sino que "los trabajadores la consumían, las amas de casa también, así como los empresarios antes de ir a reuniones de negocios. Había incluso chocolates de venta en el mercado que contenían Pervitín".

Según indicó Ohler, "la división de tanques del ejército utilizó grandes cantidades de Pervitín" durante la invasión de Polonia y de Francia e incluso "Los aliados occidentales, Winston Churchill incluido, estaban completamente sorprendidos por la hazaña de los tanqueros alemanes, que lograban cubrir tanto terreno en un día". 

A fines de los años 30, se emitió un decreto -el Decreto de los Estimulantes- que explicaba cómo las metanfetaminas debían utilizarse en el terreno, y fue puesto en vigencia durante la invasión a Francia, en mayo de 1940. Ohler  subrayó que el gobierno Nazi ordenó la producción de 35 millones de tabletas de Pervitín a fin de distribuirla entre los soldados para su ofensiva de 1940. Y posteriormente hubo una política sostenida de incremento de la producción de la droga para saciar la demanda.

"Una parte importante del culto a Hitler se basaba en que era un ser superior, obsesionado con la salud, que no comía carne y no tomaba drogas, ni alcohol", sostuvo Ohler aunque son varios los indicios de que el líder nazi consumía habitualmente drogas como opiáceos y esteroides. 

Hitler y Mussolini
Hitler y Mussolini

Incluso está documentado- por parte del médico personal- que Hitler desarrolló una dependencia de una droga llamada Eukodal, un analgésico dos veces más potente que la morfina convencional. Ohler señala que la primera vez que el jerarca tomó Eukodal fue antes de reunirse con líder italiano fascista Benito Mussolini en 1943, que en ese momento estaba considerando retirarse de la guerra.

Por su parte, el autor de esta investigación- que más de una vez fue criticado por "interpretar con exageración ciertos hechos para sus libros"- destacó que no busca de ninguna manera reducir las responsabilidades de los nazis en su exterminio. En una sección del libro explica que el uso de drogas no fue el factor determinante, en última instancia, en la conducta de Hitler y en su política genocida. Él tenía "libertad para tomar decisiones".

Fuente: BBC/The Guardian