El Congreso de Estados Unidos volvió a estar en el centro de la polémica cuando se conoció un proyecto de ley, impulsado por el partido republicano, en el que se permitirá a las empresas penalizar a sus empleados que no quieran someterse a participar en pruebas genéticas. 

Hasta el momento, ya son más de 70 organizaciones que  alertan sobre las posibles violaciones al derecho a la privacidad de los ciudadanos.

En el texto firmado por la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad de Genética de EE UU, entre otros, se destaca que en caso de aprobarse la ley, las empresas podrán sancionar económicamente a sus empleados y también "tendrán permiso para coaccionarles hasta que revelen información genética privada".

Con esta ley las empresas podrán tener acceso a datos como enfermedades hereditarias; vulnerando no solo al trabajador sino también a sus familiares cercanos. 

Según datos de la Fundación Kaiser, el 49% de los estadounidenses obtienen su seguro médico a través de la empresa donde trabajan, siendo - en 2016- el costo promedio de una póliza familiar de 18.000 dólares, por lo que la penalización superaría los 5.000 dólares anuales. Actualmente, la ley federal prohíbe a las empresas recabar información genética de sus empleados ya que se asienta justamente en la no discriminación a partir del estado de salud.