Según señaló el diario Die Wel, los servicios de inteligencia alemanes habían advertido a las autoridades de Hamburgo sobre la posibilidad de una manifestación masiva, cinco días antes de que comenzara la cumbre del G-20.

Según informó la agencia Télam, los servicios secretos advirtieron que activistas anticapitalistas buscaban "generar la escalada de la militancia callejera y la consiguiente pérdida del control de las fuerzas de seguridad".

Durante tres días y tres noches, Hamburgo tuvo protestas contra las políticas de los principales líderes mundiales de forma paralela a la cita internacional, donde recibieron la hostilidad de la Policía y se generaron destrozos.

En el informe interno, los servicios alemanes pronosticaban la llegada a Hamburgo de numerosos ultraizquierdistas de dentro y fuera de Alemania, pero también de grupos de hooligans.

"Grupos nacionales e internacionales de hooligans tienen planeado llegar a partir del 5 de julio a Hamburgo para permanecer durante la cumbre del G20", según consignó la agencia de noticias alemana DPA, que citó el documento confidencial.

También se refiere a indicios de que unos 500 activistas de los países escandinavos podran protagonizar disturbios en Hamburgo "actuando en grupos pequeños" y ofreció detalles sobre la ropa y las armas que utilizarían.

En la madrugada previa al inicio de la cumbre, grupos de enmascarados merodearon en varios barrios hamburgueses quemando automóviles y dañando la propiedad pública.

"Es improbable que traigan consigo el material que usen. Muy probable es que lo tengan guardado en distintos lugares y se los repartan poco antes de actuar", estimaron los servicios, que declinaron confirmar la información revelada por el diario Die Well.

Las autoridades de Hamburgo se mostraron sorprendidas por la brutalidad de las protestas y defenderon el accionar policial.
Grupos de izquierda en Alemania responsabilizaron también a la Policía de la escalada de violencia.