El gobierno de Estados Unidos quiere dejar claro, como afirmó el propio Donald Trump, que se "acabo la paciencia" con Corea del Norte que recientemente tuvo una fallida prueba de lanzamiento de un misil. 

Mientras en el centro de Pyongyang  realizaron el pasado sábado un enorme desfile militar ante la satisfecha mirada de su gobernante, Kim Jong Un, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y el presidente en funciones y primer ministro de Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn, acordaron el despliegue del sistema antimisiles estadounidense THAAD (Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud) en territorio surcoreano.

El sistema THAAD es capaz de interceptar misiles balísticos fuera de la atmósfera además de disparar misiles balísticos de corto y mediano alcance en la fase final de su vuelo. 

En rueda de prensa entre ambos países, Pence aseveró que Corea del Norte "haría bien no poniendo a prueba la determinación" del presidente estadounidense Donald Trump. 

"Derrotaremos cualquier tipo de ataque, y haremos frente a cualquier provocación nuclear o de misiles con una respuesta apabullante", exclamó Pence en Corea del Sur. 

Por su parte, Hwang Kyo-ahn aseguró que su país "y Estados Unidos están decididos a castigar a Corea del Norte en el caso de nuevas provocaciones".