A la salida del Teatro Solís, en Montevideo, el presidente uruguayo dialogaba con la prensa cuando un linyera se le acercó para pedirle "una moneda para comer algo". José Mujica le pidió a uno de sus colaboradores que lo ayude pero retó al hombre: "Pero no llores".

El hombre volvió para pedirle dinero -"Una moneda suya, Pepe"-, pero el presidente no tenía. Así que sacó su billetera y el indigente comenzó a emocionarse. "Pero no llorés, carajo", lo reprendió Mujica.

"Quiero que sea presidente toda la vida", se fue diciendo el tipo. "No, no. ¿Sos loco?", sonrió Mujica ante la prensa, y le sugirió al hombre que pasara la gorra ahí.