Patrick Sondenheimer, el piloto del vuelo 4U9525 con destino a Düsseldorf, intentaba entrar en la cabina tras ausentarse de la misma por razones fisiológicas. La puerta habría sido bloqueada por el copiloto Andreas Lubitz, de 27 años de edad, que "voluntariamente" apretó el botón de descenso de la aeronave.

En la caja negra recuperada y analizada quedaron registrados estos sonidos así como el de una "fuerte explosión" que se interpreta como los golpes efectuados con un hacha para derribar la puerta de la cabina, explica el diario alemán.

Al respecto, el fiscal de Marsella, Brice Robin, informó el jueves sobre la transcripción de los últimos 30 minutos tras el análisis de una de las cajas negras del avión siniestrado (queda por encontrar la segunda).

La hora y media de grabación que se ha podido rescatar revela cando el capitán, a las 10.27 y a 11.600 metros de altura le pide al copiloto que vaya preparando el aterrizaje a Düsseldorf y éste le responde entre otras palabras con un "ojalá" y un "vamos a ver".

Después del control pertinente para preparar el aterrizaje es cuando el copiloto le ofrece al comandante asumir el mando para que éste pueda ir al baño.

Dos minutos más tarde, se oye decir a Sondenheimer: "Puedes asumir el mando", y sale de la cabina.

Lo próximo que se oye es un fuerte golpe, como si alguien intentara abrir de una patada la puerta de la cabina, y la voz del capitán, Patrick Sondenheimer, que grita: "¡Por el amor de Dios, abre la puerta!", mientras en un segundo plano se oyen gritos de los pasajeros.

A las 10.35, cuando el avión aún se encontraba a 7.000 metros de altura, la grabación registró "ruidos metálicos fuertes contra la puerta de la cabina" como si ésta fuera golpeada.

Unos 90 segundos más tarde, a 5.000 metros de altura, se activa una nueva alarma, y se oye al piloto gritar: "¡Abre la maldita puerta!"

A las 10.38, todavía a unos 4.000 metros de altura, se oye la respiración del copiloto, que no dice nada.

A las 10.40, el aparato toca con el ala derecha la montaña y de nuevo se oyen los gritos de los pasajeros, los últimos sonidos que registra la caja negra.

Lubitz permaneció en silencio durante todo el descenso e ignoró hasta dos avisos de la computadora para ganar altura. El fiscal Robin dijo, en la rueda de prensa, que se escuchaba una respiración a un ritmo normal.

Patrick Sondenheimer, casado y con dos hijos, acumulaba más de 6.000 horas de vuelo en airbus como en el que falleció. Era un profesional de reconocido prestigio, con más de diez años en Lufthansa, el último de ellos en la filial low cost del grupo aeronáutico alemán. El próximo mayo habría celebrado un año en Germanwings.