Según publicó The Guardian, una pareja de jirafas, madre e hijo, sufren de una condición genética llamada leucismo, que inhibe la pigmentación en las células de la piel. A diferencia del albinismo, los animales que padecen de esta enfermedad producen igualmente un pigmento oscuro en sus tejidos blancos, lo que explica el color oscuro de los ojos de estos dos adorables animales. 

Luego de ser vistas por los residentes locales, los conservacionistas las encontraron en la Conservación Ishaqbini Hirola en la región de Garrisa, en Kenia. Esta zona es administrada por el Hirola Conservation Programme (HCP), una ONG que se dedica a preservar el antílope de Hirola, una especie en peligro de extinción y una de las más raras en el mundo.

El HCP escribió en su blog que las jirafas fueron vistas por primera vez en junio por un lugareño, y luego esta persona les comunicó el hallazgo. "Estaban muy cerca y extremadamente tranquilos, ni siquiera se perturbaron por nuestra presencia. La madre se movía para adelante y para atrás a unos metros de nosotros mientras le hacía señas a su hijo para que se escondiera detrás de los arbustos".

De acuerdo a HCP, la filmación de estos dos animales es la tercera que se consigue de jirafas blancas.

El hallazgo de otra jirafa en la misma Conservación fue reportada en marzo de 2016 y en Tanzania se encontró una jirafa Masai bebé llamada Omo en el parque nacional de Tarangire en enero de 2016.

Este tipo de jirafas son consideradas "vulnerables" por la International Union for Conservation of Nature (UICN), y hay 8500 de ellas en la selva. Viven en Somalía, el sur de Etiopía y el norte de Kenia.