La joven azafata de 22 años, Shannon Gleeson, nunca imaginó que por aceptar un sándwich que le ofrecía su jefe en un vuelo procedente de Amsterdam iba a terminar siendo despedida. 

Shannon, que salía por primera vez de Inglaterra, comió- el 3 de enero de 2015-un sándwich de 5,48 dólares y al no pedir recibo por el mismo fue considerada una ladrona y despedida. 

La joven- ahora embarazada- llevó el caso a una corte británica donde finalmente llegaron a un arreglo económico con la empresa. Shannon contó que es alérgica a las nueces y que lo único que podía comer era ese sándwich que le ofreció su jefe y que en ningún momento pensó que - como aseguró EasyJet- estaba "violando la política de la empresa al no solicitar un recibo". 

"No soy una ladrona, y así es como fui etiquetada", afirmó la acusada que finalmente le terminó saliendo más caro el arreglo económico a la empresa que un sándwich.