Cientos de civiles asaltaron el cuartel general de la Armada de Ucrania en Crimea y la multitud izó la bandera rusa, antes de que ingresaran las tropas enviadas por Moscú. Según informan algunos medios rusos, después de celebrarse un mitin a las puertas de la base, la gente irrumpió en el cuartel.

Los asaltantes derribaron una valla para poder ingresar al cuartel y, según el vocero del Ministerio de Defensa ucraniano Vladislav Selezniov en Crimea: "Los oficiales intentaron contener a la multitud. Hubo gente enmascarada y hombres armados". Los civiles colocaron la bandera rusa en el asta de la base y después cantaron el himno ruso. En la fachada del edificio hicieron una pintada con grandes letras: "La Fuerza Naval ucraniana contra el fascismo. Nosotros, por la paz".

Cabe recordar que el martes de esta semana, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó la anexión de Crimea a su territorio, pese a la oposición de Ucrania y buena parte de la comunidad internacional.

Asimismo, en Crimea, continúan habitando miles de uniformados ucranianos, leales a Kiev que, rodeados por militares rusos y fuerzas de autodefensa, esperan órdenes concretas y se niegan a proceder en tanto no reciban instrucciones claras de sus superiores. "Nos quedaremos", dijo el ministro interino de Defensa de Ucrania, Ihor Tenyukh.

Por su parte, Kiev anunció que viajan a la península varios funcionarios, a quienes se les prohibirá la entrada desde Crimea. Ellos son: el ministro de Defensa, Igor Teniuj, y el viceprimer ministro Vitali Yarema. Tienen como misión "poner fin a la escalada" en la península. "El primer ministro ucraniano Arseni Iatseniuk pidió a Igor Teniuj y a Vitali Yarema viajar a Crimea para intentar resolver la situación", dijo a la prensa el ministro sin cartera Ostap Semerak.

Por su parte, desde los Estados Unidos, el vicepresidente Joe Biden también advirtió al gobierno ruso que su aislamiento político y económico crecerá si continúa con esas agresiones. Además reiteró su apoyo a Ucrania en forma de una promesa de préstamo por 1,000 millones de dólares (13,000 millones de pesos), y asistencia técnica para preparar las elecciones y apoyo para las reformas que permitirán que el Fondo Monetario Internacional ofrezca un paquete de estabilización al país que se encuentra corto de efectivo y así lograr, tal vez, tener poder y control en otro país extranjero.