La Misión de Asistencia para Afganistán de las Naciones Unidas (UNAMA) ha confirmado ya la muerte de al menos 350 personas, pero se teme que la tragedia sea una de las de mayor magnitud vivida por el país en su historia más reciente.

El primer movimiento de tierra ocurrió la mañana del viernes y barrió por completo el pueblo de Aab Barik. Sus 300 casas quedaron enterradas por un manto de lodo y piedras, según explicó el gobernador de Badakhshan, Shah Waliullah Adeeb. Algunas imágenes de la zona difundidas por medios de comunicación locales impresionan. No queda absolutamente nada.

El segundo desprendimiento de tierra sucedió poco después, cuando vecinos del distrito acudieron al lugar de la tragedia para intentar ayudar a las víctimas. La segunda avalancha de lodo los sorprendió y ellos también quedaron sepultados.

"Han sido avalanchas masivas. Supera la capacidad humana poder desenterrar los cuerpos", declaró el gobernador. "Es un desastre, una tragedia. Nos llevará meses sacar todos los cadáveres con máquinas excavadoras", insistió.

Durante las primeras horas las tareas de rescate no se llevaron a cabo con máquina alguna, sino a mano. Decenas de vecinos acudieron al lugar a intentar buscar supervivientes a golpe de pala. La provincia de Badakhshan, el lugar de la tragedia, es una zona especialmente montañosa y ya de difícil acceso en circunstancias normales. Sus carreteras son de tierra y muy precarias. En invierno la provincia suele quedar incomunicada, no sólo por la dificultad de llegar hasta allí, sino también por la falta de cobertura telefónica.