A 21 días para el inicio del Mundial, en Brasil las cosas no parecen ir por buen camino: a la huelga de policías, que se si sigue prolongando, se sumaron los choferes de ómnibus, afectando a millones de pasajeros.

En el segundo día de paro de choferes y cobradores de ómnibus de San Pablo -donde también continúa el paro de maestros-, manifestantes de esos sectores bloquearon la circulación de algunas unidades. Esas medidas afectan a 2,5 millones de pasajeros, que lo provoca caos en los lugares donde habitualmente se concentran los usuarios del transporte público.

A pesar de que el gobierno de Dilma Rousseff repudió la "radicalización" de las medidas y las protestas, grupos de huelguistas obstruyeron este jueves el tránsito de ómnibus desde Osasco y otras ciudades del área metropolitana de San Pablo.

A su vez, la policía de Río de Janeiro prolongó este jueves la huelga iniciada el miércoles, cuando una decena de fuerzas de seguridad de estados brasileños realizaron un paro que incluyó una protesta en Brasilia con críticas a la política de Rousseff.

La Confederación Brasileña de Trabajadores Policiales Civiles realizó el miércoles paros en 11 estados brasileños, sobre un total de 27, mientras los sindicatos de la Policía Federal analizan una huelga durante la Copa del Mundo.

A todo ello se suma una huelga de transporte público en la capital del estado nordestino de Maranhao.