Justin Bieber fue protagonista de un nuevo escándalo, esta vez, en el importante festival Coachella: el mismo que Madonna le comió la boca a Drake, pero sólo que esto sucedió fuera de escena.

Sucedió que el ídolo teen asistió al festival y, acostumbrado a ser el centro de la escena, quiso entrar a la zona VIP de camarines donde se encontraban todos los artistas.

Pero un seguridad se lo prohibió aduciendo que el lugar estaba lleno y Justin lo tomó como algo inadmisible, y con todo su egocentrismo a cuesta, le tiró un vaso de agua a una asistente de seguridad.

Después de eso, lo sacaron literalmente de los pelos.