Una de las primeras medidas que tomó el Gobierno de Cambiemos fue la baja de la alícuota del impuesto interno a los autos de lujo, y esta decisión, más la devaluación impulsada por la misma gestión, derivaron en que casi se igualen los precios entre las marcas de automóviles importadas y las nacionales.

Con la quita del impuesto, más las caídas de trabas para las importaciones, resurgió el marcado premium automotor. Así, por ejemplo, los autos alemanes compensaron el impacto de la devaluación con la baja del gravamen, mientras los autos de las generalistas no amortiguaron la suba del dólar ni la inflación, y así casi que duplicaron sus precios al público.

De acuerdo el revelamiento realizado por el diario Ámbito Financiero, en la actualidad, un Ford Focus tope de gama, industria argentina, es más caro que un Audi A3 base.

En 2014 el A3 1.4 TFSI manual valía $374.460 (u$s47.400 a $7,9 por dólar), mientras que en 2016 cuesta $475.700 (u$s34.400 a $15,15 por dólar). El Focus mencionado pasó de $239.182 a $492.400 en el mismo período.

Del mismo modo, en 2014 se necesitaban tres Renault Fluence Privilege para alcanzar el valor de un Mercedes-Benz Clase A, mientras que en la actualidad esa relación bajó a 1,5 Fluence para acceder al Clase A Urban 200 AT.

Un Peugeot 408 o un Citroën C4 Lounge tienen casi la misma relación de precio respecto del BMW 320i sedán. Es que los nacionales que se ensamblan en Martín Coronado pasaron de $239.000 en marzo de 2014 a $446.000 y $454.000 respectivamente en la última lista de precios, mientras el ‘alemán’ saltó de $682.560 (u$s86.400) a $877.200 (u$s57.900) en el mismo plazo de algo más de dos años.