En medio de la estampida cambiaria del jueves, la consecuente devaluación del peso y el crecimiento exponencial de la incertidumbre económica y financiera, solo ese día las empresas argentinas perdieron 4.000 millones de dólares de su valor.

Ello ocurrió, al menos, con las que cotizan en Wall Street, porque los llamados ADR (certificados de acciones que cotizan en dólares) cayeron hasta 18,23 por ciento, como fue el caso de Edenor.

Para completarla, la banca de inversión JP Morgan recomendó este viernes vender acciones argentinas, al degradar de "neutral" a "underweight" (debajo de su ponderación) los papeles de cuatro empresas: Pampa Energía, Banco Macro, Grupo Supervielle e IRSA.

Ello ocurre al mismo tiempo que crece el riesgo país por idéntica razón: los mercado internacionales ya consideran que la situación económica de nuestro país pone en riesgo la cadena de pagos, tanto del Estado argentino como de las empresas.

Es decir que, para los analistas, la Argentina está al borde de no poder hacer frente a sus obligaciones internacionales, al tiempo que el financiamiento externo –a excepción del que proporciona el FMI– se hace cada día más costoso o directamente inaccesible.