"Felicidades a los trabajadores. Y a las máquinas, que x 2 siglos vienen ayudando a subir salarios y a alivianar el esfuerzo del laburante", tiró Lucas Llach.

El dos de Federico Sturzenneger parece no distinguir entre los seres vivos y la innovación tecnológica que no se hace sola, sino por obra y gracia de los humanos. Por otro lado, tal vez Llach se olvidó un poquito que el Día del Trabajador es en conmemoración a los mártires de Chicago, que pagaron por sus vidas por pedir que las jornadas laborales sean de ocho horas, algo que no concedieron los robots ni los empresarios graciosamente, sino que fue parte de un reclamo.