El millonario árbitro sueco Jonas Eriksson fue designado por la FIFA para dirigir el partido de octavos del final del Mundial entre Argentina y Suiza, el martes próximo en el estadio Arena Corinthians, de San Pablo.

El colegiado, de 40 años, que reconoció una fortuna de más de 10 millones de euros, en 2005 compró el 15 por ciento de los derechos globales de IEC in Sports, lugar donde trabajaba.

En tres años la cadena internacional logró importantes contratos y luego fue comprada por una suma muchísimo mayor a lo invertido por Eriksson, por lo que el sueco ganó mucho dinero.

Sin embargo, los millones no cambiaron su estilo, y Eriksson asegura que su vida pasa por ser árbitro, vestirse de negro, salir con el silbato en la boca y hacer su mejor esfuerzo cada partido.

El juez recibió el título de árbitro internacional en el 2002 y desde entonces estuvo presente en múltiples compromisos de torneos organizados tanto por la UEFA como la Champions y la Europa League, además de los Copas de la FIFA, como un Mundial Sub 20.

Este será su tercer partido en el Mundial tras dirigir la victoria de Estados Unidos sobre Ghana 2-1 y el triunfo de Brasil sobre Camerún 4-1. Más que un hobby, una pasión.