Fue tan grande y evidente que lo que Jorge Sampaoli decía era cierto como débiles las excusas puestas por Manuel Carreño para justificar lo que había publicado.

El entrenador argentino del Sevilla lo liquidó, diferenciando lo que el periodista había visto de lo que había contado, lo que era la realidad de lo que era su deseo.

Fue tan brutal la paliza que el propio reportero terminó reclamando que esos planteos se los debería haber hecho en privado y no en la conferencia de prensa.