Daniel Scioli es un rara avis en la política. De ser candidato a presidente por el peronismo y perder por poco con Mauricio Macri en 2015, no tuvo inconveniente en acceder a un cargo muy menor como es ser embajador en Brasil.

Pero desde allí se encargó de dinamizar el vínculo a pesar de las diferencias ideológicas que separan a los gobiernos de ambos países, poniendo el foco en proyectos productivos para nuestras industrias.

Y para limar el vínculo apeló a toda su cintura de negociador nato para tratar de no profundizar el encono entre ambos gobiernos y que la relación sea lo más fructífera posible.

Aún lo quedó tiempo, como amante del fútbol a animarse a dar un pronóstico de cómo saldrá la final de la Copa América que se disputará en el Maracaná.