El 16 de mayo de 2002, Zinedine Zidane convertía uno de los goles más recordados en la historia de la Champions League, el torneo de clubes más importante del mundo. Y, de paso, le daba la novena Copa a su Real Madrid.

Gracias a su distinguida clase y capacidad para controlar su gran estatura, el astro francés se despachó con una volea espléndida de zurda en el estadio  Hampden Park de Glasgow para poner el 2 a 1 en la final frente al Bayer Leverkusen a los 45 minutos de la primera mitad.

Finalmente, el resultado no se movería y el grito de campeón se llenaría en la boca del francés, que ganaría por primera vez en su carrera el torneo más importante del viejo continente.

“Mi equipo ha jugado hoy como un campeón. Pero nos ha tumbado una de las genialidades más extraordinarias en la historia del fútbol”, afirmaba el entrenador del Bayer, Klaus Toppmoller. Tenía toda la razón del mundo.