Al finalizar la primera etapa -donde Gapko abrió sobre el final el marcador para los locales- ni el hincha más fanático del Liverpool hubiese apostado que el encuentro terminaría como acabó.

Porque en el segundo tiempo hubo goles para todos los gustos, tras unos primeros quince minutos donde los dirigidos por Klopp entraron con facilidad al área del siempre inseguro De Gea y convirtieron a voluntad.

Mohamed Salah fue la gran figura del encuentro con una gambeta a Lisandro Martínez que queda en la historia porque derivó en una exquisita definición para que el neerlandés Gapko anote el segundo de su cosecha.

De allí en más los de Ten Hag se desinflaron y no lograron meterse nunca más en partido, para sufrir una derrota que puede costarle mucho más que tres puntos, si el equipo no logra recuperarse anímicamente del golpe emocional, y si sus hinchas pierden la confianza que habían depositado en el equipo.