El clásico rosarino es uno de los clásicos más violento de nuestro país, y este domingo volvió a quedar demostrado.

El árbitro Federico Belligoy había suspendido el partido, que ganó Rosario Central por 3 a 1, por los proyectiles que cayeron a la cancha. 

Uno de ellos impactó en la cabeza de uno de sus asistentes, pero el cuerpo técnico visitante y el arquero 'canalla', Diego Rodríguez, también habían sufrido la intolerancia del público de 'leproso'. 

Tras el festejo de los jugadores de Central en el césped, el ingreso al túnel hacia los vestuarios fue traumático porque la barra local se robó la manga que debía proteger a los dirigidos por el uruguayo Paolo Montero.

La policía reprimió -no sabe hacer mucho más-, y la tarde en el Parque terminó en caos.  

Muchas banderas y mensajes pero el resultado sigue siendo el mismo.