El Dibu contó que nunca dudó de su talento pero que cuando tenía 22 o 23 años fue cedido a España pero sólo jugó seis partidos pero en el Arsenal, que era el dueño de su pase, no tenía chances por lo que sabía que iba a volver a ser cedido.

Incluso declaró que dejó de amar el fútbol y que ni siquiera miraba partidos.

Ahi fue nuevamente cedido a un club de la segunda división de Inglaterra, adonde no quería ir.

Pero se puso como meta que esa sería la última oportunidad en la que era cedido, y consiguió un psicólogo, al que sigue asistiendo aún hoy y al que la selección y todos los argentinos le debemos mucho.

El reportaje termina bien arriba con un Martínez asegurando que sabe que puede ser uno de los mejores.