La anécdota tiene todo: valor, locura, sorpresa y asco. Sintetiza todos los elementos del terror gore en pocos segundos y a los futboleros argentinos les hace pensar "esos son los defensores que quiero tener en mi equipo".

El escenario es la cancha de Central Córdoba y la acción transcurre sobre la línea lateral del campo de juego, donde Seba Domínguez fue testigo de algo que no se olvidó nunca más.