La salvaje agresión a las autoridades del encuentro se dio tras la expulsión de Gonzalo Miranda, jugador del elenco de camiseta naranja, quien no estaba de acuerdo con el fallo del juez.

Por lo tanto, él y sus compañeros comenzaron a agredir con golpes de puño y patadas al árbitro Luis Pesoa y a un juez de línea, quien trataba de defenderse con su banderín. El ataque derivó en la intervención policial, la suspensión del partido y el resto de la fecha de la Liga Cultural de Frías.

El repudiable hecho se dio en cancha de Talleres, y los incidentes repercutieron dentro y fuera del campo de juego. Antes de la suspensión del juego, Huracán le ganaba 1-0 a Villa Paulina. Lógicamente, se espera una sanción fuerte de parte del Tribunal para los jugadores y el club.