"Estoy acostumbrada al dolor, a quienes me quieren les duelen más mis quemaduras que a mí", confesó la deportista de 27 años, quien en la segunda serie de los cuartos de final en la velocidad del ciclismo de los Panamericanos de Toronto, la bicicleta de Guerra mordió la rueda trasera de la de su rival, la mexicana Luz Gaxiola, lo cual le hizo rodar por el piso del velódromo del cual saltaron tres astillas de madera que se enterraron en su brazo derecho.

La caribeña confesó que al caer no recordó nada y no está en condiciones de narrar su accidente, que le costó quedar eliminada al dejar la serie con Gaxiola 1-1 y no acudir a la vuelta de desempate.La deportista dio una muestra de su fortaleza mental mientras estaba en la clínica donde le sacaron las astillas y le pusieron puntos para cerrar la herida; en vez de quejarse, Guerra le exigió al médico que se apurara para poder regresar al velódromo a cerrar la competencia.

"Lo que quería era que terminara para seguir corriendo", reconoció la corredora, con cinco medallas en Campeonatos Mundiales, incluida la de oro en 500 metros en el de Manchester 2008.

Lisandra dice no recordar sus caídas en el ciclismo y a la primera provocación sobre el tema enseña uno de sus brazos donde tiene enterrado un pedazo de velódromo, o sea un pedacito de madera de una de sus muchas caídas en un lugar del mundo que no recuerda.

La sacó barata. Una deportista de fierro.