Para algunos fue una salvajada porque el joven vendedor ambulante solo estaba tratando de ganarse unos pesos en estos tiempos duros de crisis económica, y es una injusticia agarrársela con un trabajador por una rivalidad futbolística.

Para otros, es quedar a merced de cualquier tipo de situación violenta si llevas puesta la camiseta de Almirante Brown y te instalas en uno de los lugares más transitados de Morón, uno de los rivales más acérrimos de la Fragata.

Lo cierto es que un hombre se grabó cuando los echó sin miramientos a los dos vendedores ambulantes al irritarse al ver los bastones negros y amarillos.