Es lógico que una empresa defienda sus intereses. Se entiende que quiera preservar los derechos adquiridos y reclame en contra de una ruptura unilateral de un contrato.

Lo que es artero es que se disfrace de crítica real a una conducción por intereses económicos sin aclarar que quien hace el informe es parte interesada en el asunto.

Y eso es lo que ocurrió en el programa de Alejandro Fantino, donde presentaron un informe contra Tinelli y Tapia sin decir que lo hacían para defender su posición dominante en las transmisiones televisivas.