No es la primera vez y sin embargo sigue irritando, generando impotencia y fomentando la violencia de la venganza. Jugar de visitante en Brasil siempre ha sido una odisea para los hinchas argentinos que quieren acompañar al equipo de sus amores.

Boca sueña con la séptima y los hinchas xeneizes viajaron de a miles para estar al lado de los once dirigidos por Jorge Almirón.

Pero allí se encontraron, una vez más, con el ataque de los barras del club local -en zona liberada- y la complicidad de la policía que sólo sale a detener a los que tengan camiseta auriazul.