San Lorenzo se había puesto en ventaja con un penal de Girotti y se abroquelaba delante del arco local tratando de mantener la diferencia con un cerrojo defensivo, una especialidad de la casa.

Pero los dirigidos por Fernando Gago fueron y fueron hasta que Leonardo Sigali decidió que era suficiente de tanto toqueteo y le pegó una bomba que dejó sin chances a Augusto Batalla.