Cuando a los 41 del primer tiempo Felipe Jonatan capturó un centro atrás que deambuló por el área sin que nadie la despeje, hizo un slalom y definió de zurda, abajo, los hinchas xeneizes confirmaron que esta no iba a ser su noche.

Apagado, frío, sin ánimo de revancha de la pálida imagen dejada en enero en la Copa pasada, Boca jugó un nuevo partido para el olvido.

Ahora se complicó la clasificación porque quedó en el tercer lugar del grupo y se juega una final con Barcelona de Guayaquil en la Bombonera, obligado a ganar para seguir en carrera.